lunes, 3 de noviembre de 2008

La verdadera historia... Capítulo 1.8









Nara
Pyros







Tras una mirada de complicidad los dos hermanos saltaron, precipitándose al vacío, Kertch dejó que el viento acariciara su cara en lo que serían sus últimos segundos de vida, mientras que Pyros aprovechó sus últimos segundos de vida intentando fumar todos los petas que le quedaban.

A los pocos segundos de caída, los dos hermanos cayeron sobre unas ramas, que frenaron un poco su caída justo antes de estamparse contra un saliente oculto tras ellas.




Al ver el increíble salto, los dos perseguidores se asomaron al barranco.



-Crees que habrán sobrevivido.







-Solo hay una forma de averiguarlo.






-Ni de coña, no pienso saltar solo para comprobar que estan muertos.





-No imbécil tu no, yo pensaba más bien en...




Dijo mientras miraba de reojo a Naruto, que, aún bajo los efectos del porro, estaba agachado, con la pupilas dilatadas empujando con un palito una piedra del suelo, mientras se le caía la baba y emitía unos sonido muy extraños.

Para que no se diera cuenta de nada, en un rápido ,aunque innecesario movimiento ya que Naruto apenas mantenía contacto con la realidad, le cogieron y lo arrojaron al vacío.
A pesar de todo esto, Naruto, seguía con su palito, empujando la piedra, que según él, aún seguía delante suya. Continuó su caída, pasando al lado de las ramas que tapaban el saliente, hasta que, por fin finalizó con un ruido seco, seguido de un gran crujido.

Sin mediar más palabras, ni discusiones acerca de la posiblidad de la supervivencia del par porretas, los dos de la liga anti-drogas bajaron la cabeza en señal de respeto, se santiguaron y se fueron de la zona, dando por muertos a los tres.
(Para los fans de Naruto: No os preocupeis, ya encontraremos alguna forma de devolverlo a la vida)


Conmocionados por el golpe y lleno de raspones, se quedaron allí tumbados, medio en coma, sin energías suficientes para afrontar el dolor que les supondría levantarse.


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Antes de continuar, aclarar, que las frases dichas por Hino pertenecen a un tercer narrador, que, debido sobre todo a falta de tiempo, nos dice sus frases por messenger y nosotros se las escribimos. Una vez protegidos los derechos de autor podemos proseguir con la historia.

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Así se quedaron durante un largo tiempo, sin apenas ningún movimiento, salvo algunos que lo dos realizaban periódicamente Kertch el de insultar a su hermano y culparle por lo sucedido y Pyros el de encender un peta y llevárselo a la boca cada vez que se le acababa el que ya tenía.

Así, pasaron unas cuantas horas, hasta que, atraído por un olor, Pyros, haciendo acopio de sus últimas fuerzas logró levantarse y entrar en una cueva situada justo delante suya, pegada a la pared del barranco.


Pasó un buen tiempo y Pyros aún no había vuelto, percatado de ello y preocupado, Kertch se levantó ayudado por una rama que había en el saliente, sin duda proveniente de las que sobresalían poco más arriba de él.
Avanzando lentamente se adentró en la cueva en busca de su hermano, por suerte, no tuvo que andar mucho, a pocos metros de la entrada, encorvado y susurrando cosas sin sentidos, se encontraba su hermano, con las manos muy ocupadas agarrando hojas de maría de una pequeña plantación que allí había y fumándoselas.

Derrepente y, alzándose sobre los ruidos que emitía Pyros, se oyó un grito proveniente del fondo de la cueva.

Haciendo un rápido gesto, Kertch, mando callar a Pyros, que estaba apunto de responder el grito con otro más fuerte y le dijo que le siguiera. Avanzando lenta y dolorosamente, se fueron acercando al supuesto emisor del sonido. A los pocos metros de cueva, las paredes antes rocosas se volvieron más lisas y con unas jaulas empotradas en la parte inferior. No tardaron en descubrir el por qué, encerrados en ellas, habían genins, algunos desconocidos pero otros muy familiares Nishiki, Nux...
Más decididos que antes, ambos ninjas avanzaron, buscando una explicación a aquellos hechos tan raros, la plantación, el grito, los genin enjaulados.

Al tiempo de caminata, las paredes de la cueva se fueron alejando de los hermanos, haciéndose cada vez más anchas hasta formar una especie de salón, con una persona en el centro, al lado de una hoguera que proyectaba su sombra en una de las paredes de la cueva, dando un ambiente un tanto terrorífico, pero no fué aquella persona la que emitió aquél escalofriante grito, sino otra, enrollada en un papel, con solo la cara visible e iluminada por el fuego, era Henki, que estaba apunto de ser fumado por una misteriosa figura.

Rápidamente supieron que debía de tratarse de algún superviviente de la aldea del peta, esos hábitos no lo tienen cualquiera, pero, lo extraño fue que esa persona pareció reconocerles a ellos...



-¡Sois los putos Kercht y Pyros!, ¡destructores de la aldea del peta!




-¡Eh!, a mi no me metas, de eso se encargo el solito.



Dijo señalando a Pyros con el dedo y echándose para un lado.


-Muy bonito... dejadome solo ante el peligro.
-Susurró. -Bueno tengo una buena escusa para eso... verás... yo estaba y... simplemente... va a sonar raro pero... fué sin...



Sus palabra fueron interrumpidas por la nueva intervención de aquella figura.



-¡¿Estaba rica?!




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