sábado, 15 de noviembre de 2008

Los Pilares del Vicio Capítulo 3.1






Nara Kertch










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Al día siguiente, todos salieron de la Aldea llenos de energías por la comida y las horas de sueño que, por fin, habían echado en una cama.
El único al que se veía deprimido era a Pyros, que no había podido darse un festín con Naruto el día anterior. Kertch estaba contento, pero pensativo por todo lo que había pasado el día anterior.


(Humm... Ayer pasaron muchas cosas extrañas. Primero estaba aquella carta del tal Jack, aparentemente dirigida a mi fallecido padre, luego la frase que Folgore pronunció antes de inmolarse... Sobre la nueva Aldea del Peta. ¿Es posible esto? Ya hemos encontrado a varios supervivientes, así que la idea cada vez parece menos extraña...)


Kertch ya les había hablado a sus compañeros sobre la carta, pero tampoco le encontraban mucho sentido. Pyros había preguntado mucho por el tema de que la carta estuviera hecha de papel de fumar, con cara de avidez, mientras que Hino había murmurado algo sobre Jack Sporrow, el porreta más poderoso de todos los tiempos, pero todos habían coincidido en que era muy improbable que esta carta fuese de alguien tan importante.
De modo que habían seguido su marcha, esta vez sin un rumbo claro, mientras sus pasos les llevaban hacia el Este, de nuevo al País de las Olas.

Pero antes de llegar al litoral, se encontraron con una ciudad muy, muy extraña.
Mientras recorrían sus calles, Kertch se fijó en la belleza misteriosa que revestía sus edificios, oscuros pero de estructura muy moderna. Presentaba el aspecto de una ciudad del futuro, grande y poderosa, que había sido abandonada por algun motivo.

Incluso ahora, la ciudad no parecía deteriorada ni sucia... A Kertch se le antojaba hermosa y con un aire melancólico que cubría cada rincón.

Justo cuando ya empezaban a aburrirse y Pyros e Hino comenzaban a protestar y a tirar de Kertch (literalmente) para que se fueran, Hino se giró de pronto hacia un callejón en semipenumbra de una avenida principal de la ciudad fantasma. Sus ojos se iluminaron con el brillo y el color inconfundible de la Chinakugan, y salió corriendo en dirección al lugar que había despertado su atención. Evidentemente, en cuanto Pyros detectó el gesto del chico, puso una cara de felicidad tremenda y salió corriendo detrás de Hino.

El peliverde suspiró y echó a andar detrás de los otros dos, hasta que los alcanzó al fondo del callejón y se encontró con una escena harto curiosa.

Pyros estaba colgado por los pies, a varios metros del suelo, y sin embargo feliz con un porro nuevo y brillante en la comisura de los labios, lo que llevó a su hermano a pensar que el rubio había caído en una trampa. Hino, en cambio, se encontraba mirando con los ojos entrecerrados y su poder activado, a una puerta cerrada que se encontraba en la pared derecha del callejón.

Kertch recogió el peta tirado por su hermano, que ahora estaba tirado en el suelo, y después hizo un gesto a Hino para que guardase silencio. A continuación, concentró una buena cantidad de chakra en dedos, mientras susurraba unas palabras:

Técnica ninja porreta: Porro-Espada

En ese momento el porro apagado de su hermano fue endureciendose y cambiando su forma lentamente hasta transformarse en un enorme sable de un filo muy peligroso, blanco y con rayas.
Kertch lo sujetó bien con la mano derecha y se deslizó con una agilidad felina por la pared, deteniéndose justo un momento antes de llegar a la puerta. Entonces, sujetó el pomo con firmeza...

¡Y lo abrió de golpe!


-¡¡¡AAAAAaaaaahhhh!!!










La morena, que había estado apoyada hasta ese momento detrás de la puerta, cayó en el acto al suelo, y Kertch tuvo oportunidad de apuntar a su cuello con la punta de la improvisada espada.


Pero entonces otra figura pasó corriendo frente a la puerta y Kertch vio a otra figura femenina, que sujetaba con fuerza a Hino desde atrás con un brazo, mientras con la otra mano sujetaba un puñal pequeño y la apoyaba sobre el cuello del genin.

-¡¡No te muevas!! ¡Tócale un solo pelo a Susan con esa espada y le rebano el cuello a este niño! ¡Te lo estoy advirtiendo!










-¡¡Suéltame, furcia!!





Kertch valoró detenidamente la situación y decidió que la pelirroja iba muy en serio.


-Esta bien... De acuerdo, chica, supongo que estamos en la misma situación, cada uno vamos a ir dejando nuestra arma en el suelo muy despacio, y luego la apartaremos con el pie. Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo, y ninguno queremos que esto acabe con una desgracia.


La joven, sorprendida por el tono tan razonable que empleó su enemigo, obedeció como hipnotizada, y fue dejando el arma lentamente en el suelo, mientras el peliverde hacía lo mismo.
Luego, ambos apartaron sus armas.

Pasado el peligro, Kertch le dio la mano a la morena, ayudandola a incorporarse, y luego fue a comprobar que Hino estaba bien. Las dos chicas se reunieron, y Kertch se volvió hacia ellas para hablar, pero la morena le interrumpió.

-Creo que hemos cometido un error con vosotros. Llevamos muchos meses huyendo de un tipo peligroso, y creíamos que se trataba de él otra vez. Lo sentimos mucho.








-Creo que todo esto ha sido un error... No pasa nada. Ahora nos presentaremos como dios manda. Mi nombre es Nara Kertch, y ese chico al que tu amiga ha atacado se llama Hino.
Ese rubio de ahí es mi hermano, Pyros, que tiene una obsesión compulsiva por fumar, algo habitual en la Aldea de la que provenimos, de hecho el chavalín también la tiene jaja.





Esta vez fue la pelirroja la que respondió, aunque su compañera también miraba al extraño trío con curiosidad.


-Es un placer conoceros, Kertch, Hino y Pyros. Yo soy Clara, y ella es Susan, pero no es mi amiga, como has dicho. Susan es mi novia.













Esta vez los tres hombres se quedaron un poco sorprendidos y decepcionados, porque las chicas no estaban nada mal, y alguno ya había empezado a interesarse bastante en ellas.
Hasta Pyros volvió la cabeza con cara de fastidio y refunfuñó un par de tacos, antes de añadir que lo bajaran de ahí de una vez, o tendría que fumarse a alguien.

-Jajajaja. Me caéis bien... Sois buena gente. Pero tengo curiosidad en saber algo... ¿Dices que en vuestra Aldea es habitual fumarse a otra gente? Eso es intrigante... Por casualidad, ¿no seréis nativos de la Aldea del Peta?






Esta vez Kertch abrió mucho los ojos, mientras miraba con desconfianza a la morena, que le devolvió la mirada con una sonrisa.



-Tu... ¿Cómo conoces la Aldea? Hace mucho tiempo que desapareció... Pyros la destruyó en un ataque de mono incontenido y se fumó todo el territorio, junto al total de su población. ¿De qué la conoces?



Antes de que la morena tuviera tiempo de responder, su compañera sentimental intervino.



-¡Oh! ¡tranquilo! Susan es una investigadora muy culta y talentosa. Ella... Ha leído mucho sobre la historia de vuestra aldea, y ha dedicado los últimos años a investigar algunas de vuestras leyendas, por eso sabe tanto.




Kertch se tranquilizó un poco, y miró con curiosidad a la investigadora, mientras recogía el porro-espada y con un rápido movimiento soltaba a Pyros de la cuerda que le sujetaba.
El rubió cayó al suelo con un duro golpe, y Kertch hizo desaparecer el efecto sobre el peta, mientras se lo guardaba.

Los cinco echaron a andar por la ciudad fantasma, mientras las chicas les contaban que aquel lugar había sido una ciudad importantísima tiempo atrás, pero una extraña epidemia había hecho que la población en su totalidad enfermara y de la noche a la mañana las personas que residían allí habían desaparecido.
Pararon en un parque para almorzar, y luego los tres viajeros relataron a sus nuevas amigas lo que habían hecho hasta entonces. Empezando por su vida en la Aldea, y lo sucedido con el Yonko, así como la destrucción de la Aldea y su posterior huida, como ninjas renegados. Susan escuchó con un interés mal disimulado todo esto, mientras los ojos le brillaban.



-Todo esto es material de primera para mi investigación, en serio... ¡¡Muchísimas gracias, chicos!!








Motivado por el interés de sus oyentes, Kertch y Pyros continuaron contando cómo habían recorrido la región hasta refugiarse en Konoha durante un largo tiempo, y luego explicaron rápidamente el fin del Hokage, y su posterior huida, perseguidos una vez más.

Cuando terminaron, Susan intervino una vez más. Había escuchado con mucho interés, pero llegado el momento de la historia en que llegaban a Konoha, había prestado menos atención, y se había quedado muy pensativa. Entonces dijo:

-Hmm... Kertch.. Y Pyros. Tengo que preguntaros algo de vital importancia. En realidad, constituye la base del que ha sido mi estudio durante todos estos años, y necesito que me respondáis con total sinceridad.
Vosotros... ¿Habéis oído hablar alguna vez de los objetos legendarios de vuestra Aldea? Mucha gente los conoce como "Los Pilares del Vicio", "Las Reliquias"... E infinidad de nombres que se les han dado, pero siempre haciendo mención a lo mismo.


Kertch, Pyros, e incluso Hino, que era el que menos tiempo había vivido en la Aldea, se miraron entre ellos con una rápida mirada de extrañeza. Aquel tema era sagrado, y a la gente de la Aldea normalmente no se les permitía hablar de ello. Solamente circulaban rumores, acerca de unos objetos legendarios, de extraordinario poder, que estaban en posesión del Petakage para defender la Aldea, y así se lo explicaron a la morena.



-Entiendo... En ese caso creo que debería compartir con vosotros lo que yo sé. Creo que como nacidos en la Aldea del Peta, tenéis derecho a saberlo. No nací allí, por lo que no comprendo vuestras necesidades ni comprendo vuestros códigos morales y éticos. por ello, no juzgaré vuestros "crímenes" y os trataré con el respeto y admiración que siempre me ha provocado vuestro pueblo.
En cuanto a las Reliquias, los documentos que he consultado decían que existen o existieron tres: La menos poderosa era conocida como EL CACHIMBORRIO, que, como su nombre indica, es una cachimba de inigualable belleza, y que encierra en su interior el poder de dotar a su portador con una invencibilidad casi total durante 4 caladas. El efecto de cada una de ellas no dura más de 5 minutos, por lo que se puede aspirar a 20 minutos, con un poder increíble. El segundo en orden de fuerza es conocido como EL PORRILLO, que es un peta dorado, también muy hermoso, y del que se han descrito dos estados de poder. El estado básico, en el que aquél que lo fume verá modificada su constitución genética, y adquirirá un poder inmenso, y una capacidad para fumar casi ilimitada, y un segundo estado, del que se tienen pocos datos. Tan solo se sabe que para emplear el porrillo se deben reunir antes una serie de materiales muy complicados de encontrar, y que se hallan repartidos a lo largo y ancho del mundo.



-Humm, interesante... Muuuy interesante...




Pyros empezó a rebuscar en su bolsa de viaje, mientras sacaba rollos de marihuana y papel de fumar de ella. Mientras, Kertch preguntó sobre el último objeto a Susan, y ella le respondió con cara de misterio.

-El más poderoso de los Pilares del Vicio se dice que es LA CHINA. Un objeto que dota a quien lo posee de la capacidad para controlar a su antojo a quienes le rodean, de uno en uno.
Es imposible desobedecer los deseos de quien tenga en su poder este objeto legendario.
Por lo demás, os puedo decir que se cree que estos objetos milenarios nacieron como resultado de muchísimas generaciones de porretas en vuestra aldea natal, que fueron impregnando de su poder las Reliquias, hasta que degeneraron en lo que supuestamente, si existieran, serían hoy en día. Y en cuanto a su paradero actual, es absolutamente desconocido, y los últimos archivos que se tienen revelaban que los tres estuvieron efectivamente en poder del Petakage, hasta que este murió atacado por Pyros. Entonces se les perdió por completo el rastro y no se ha vuelto a saber de ellos.
Mi estudio se ha concentrado en seguirles la pista todo este tiempo, y por eso estamos aquí.




-¿¿Aquí?? ¿Qué tiene que ver esta ciudad fantasma con los Pilares del Vicio?






-Pues sencillamente que, si mi teoría es cierta, las personas de esta Aldea no desaparecieron de la noche a la mañana, como dice la leyenda.
He estado investigando a fondo, y parece ser que las desapariciones fueron de forma lenta y muy progresiva. Creo que el portador de LA CHINA pudo controlar a sus ciudadanos y llevarselos fuera de la Aldea, aunque desconozco el motivo.






La morena dijo esto con tanto convencimiento, que Kertch no se atrevió a cuestionarla. Acabaron de comer y echaron a andar hacia la salida de la ciudad abandonada. Por el camino siguieron charlando amistosamente todos menos Pyros, que aún seguía rebuscando en su bolsa.
Al salir de la ciudad, Hino le preguntó a la pelirroja:



-Antes dijisteis que estabais escapando de alguien que os perseguía o algo así, ¿no?
¿De quién se trata?





-Pues... Desde hace algunos meses nos persigue un hombre muy malo. Un tan Parco Folgore, que al final siempre nos encuentra y trata de sobarnos los pechos.
Le hemos explicado cientos de veces que somos lesbianas y no queremos nada con él, ¡pero parece que no nos escucha! No hace más que bailar y avalanzarse sobre nosotras diciendo cosas como que "eso es porque no hemos probado a un macho auténtico como Paaarco Folgore!" y cosas así. Estabamos tan desesperadas que nos escondimos en esta ciudad abandonada con la esperanza de que esta vez no nos encontrase, pero cuando oimos pasos, creímos que ya estaba aquí y le preparamos esa trampa colocando un porro en el suelo y pensando que sería él quien picaría. Espero que nos perdonéis.

Los chicos les explicaron que todo había sido un malentendido, y que no pasaba nada, una vez más, hasta que se hizo de noche y los cinco acamparon en medio del campo.




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