lunes, 11 de enero de 2010









Nara
Pyros






Las cosas se estaban poniendo feas para el porrobot, Kertch se había apagado las llamas y estaba de nuevo en pie, Pyros se enontraba en un estado más animal que humano y Hino había encontrado un rincón perfecto para pegar su culo y así protegerlo.


-Ni se te ocurra hacer lo que estás pensando Pyros. -Dijo Kertch haciendo gala de su telepatía. -Por ese brazo salen porros y llamaradas, ¿que te hace pensar que al poner tu boca y chupar no saldrá lo segundo?.








Pyros se quedó boquiabierto, su hermano le había vuelto a leer las intenciones, aunque él seguía empeñado en que si inspiraba con suficiente energía acabaría saliendo lo primero.


-¿Qué te parece si lo hacemos a tu manera y te ayudo a encender el peta?.
-Dijo mirando al porrobot, sabía que si no se lo presentaba en una buena bandeja, Pyros no haría caso a su plan y correría a fumarse el brazo del porrobot.





Al rubio se le iluminó la cara, hasta ahora, después de todo el tiempo que llevaba junto con su hermano, este jamás le había ayudado a hacerse un porro, lo cuál le recordó una cosa, una misión que se había propuesto hace bastante, bastante tiempo, devolver a su hermano a la senda...

-¿A que tiene buena pinta?... -Contestó echándole todo el humo posible de su peta a la cara. -¿No te apetecería fumártelo verdad?... -Continuó mientras le daba un papel gigante.







Kertch procuró ignorar las frases y gestos de Pyros y los gritos de auxilio de Hino, pues el porrobot lo había encontrado ya y estaba intentado tirar abajo la pared que protegía su culo, pues aunque parezca mentira el porrobot fue incapaz de separarlo de ella. El nara prosiguió exponiendo su plan a Pyros, cosa totalmente inútil, pues este ya se encontraba chupándole el brazo al robot con todas sus fuerzas, esperanzados en que volvieran a salir esos maravillosos petas.


Tras un par de minutos de forcejeo y tras comprobar Pyros cómo su hermano llevaba razón en cuanto lo de los porros y las llamaradas, el rubio por fin se encontraba dispuesto a escuchar a su hermano y pagar al robot con su misma moneda.


-¡Qué paciencia hay que tener!... en fin... a lo que iba, ¡No!, ¡no quiero un peta!. -Dijo apartando de un manotazo un porro que su hermano le había puesto en la boca preguntándole si quería uno. -Te propongo un ataque combinado, fuego-aire, eso le dejara frito... está bien... y listo para fumar. -Dijo cediendo ante sus enérgicos aspavientos, cómo indicándole que faltaba la parte más importante.




Aquella conversación tenía lugar mientras Hino se aferraba firmemente al techo, con el culo bien a salvo contra la piedra, mientras que el porrobot intentaba bajarlo con una escoba. De no haber sido por la continua, valerosa y sobre todo involuntaria distracción que Hino ejercía sobre el porrobot, las cosas podían haber acabado muy mal.

Ya por fin deacuerdos, los dos hermanos se dispusieron a hacer un ataque sorpresa, (o sorprendentemente basto, como prefería llamarlo Pyros) sobre el distraído porrobot.

Tras realizar los pertinentes sellos y dar las pertinentes caladas, Pyros se colocó al lado de su hermano, dispuesto a unir su llama con el aire, altamente rico en oxígeno que le iba a proporcionar en unos instantes.

Un chorro de aire salió velozmente de Kertch en dirección a su objetivo, seguido de una brillante e intensa llamarada, impactando en la desprevenida máquina. Una intensa nube de humo cubrió toda la estancia instantes despues de que aquél mortífero rayo hiciera blanco. Para cuando la nube de humo se disipó ya no quedaba ni rastro ni del robot, ni de sus cenizas (de estas últimas se había encargado Pyros, guardándolas en su caja de "cenizas para condimentar esos porros especiales", siguendo fielmente el dicho suu de "eso, eso, no dejes... ¡ni las cenizas!).






Nara Kertch












-------------------------- ----------------------------- ----------------

Kertch no tardó en darse cuenta de que aquél bicho era considerablemente más poderoso que los anteriores. Pasaba de una modalidad de combate a otra con mucha rapidez, en una combinación letal de llamaradas, porros que distraían a Pyros, patadas, mordiscos y azotes verdaderamente terrible.

El hecho de que usase habilidades que ya había visto utilizar a los porrobots anteriores le hizo pensar que probablemente debía de haber sueltos por los túneles otros porrobots de distintas habilidades con los que no se había encontrado.

En un momento de distracción, el gigante lanzó una patada contra Pyros que lo estampó con la pared, y a Kertch una llamarada cuyo impacto en pleno pecho lo lanzó volando varios metros.

Hino se vio solo ante la criatura.



-Oh... no.. no, no, NOOO, OTRA VEZ NOO!! AAAAARGHHH!!!

















-¡¡¡¡¡SIIIII!!!!! ¡¡¡FORNICAAAAAR!!
















Y se avalanzó sobre Hino, dispuesto a darle cariño, pero éste fue más rápido, se hizo a un lado y la criatura se estrelló contra la pared, destrozando la puerta que antes había sido sellada.




-Bien, ya tenemos por dónde salir... Cuando nos ocupemos del amigo...






El porrobot se levantó refunfuñando y fijó una vez más la mirada en Hino. Ladeó un segundo la cabeza-porro, como si estuviera pensando, y un instante después extendió los brazos, listo para disparar.
Hino se preparó para esquivar la llamarada, pero en lugar de eso lo que salió del cañón situado en el brazo del gigante fue un chorro de porros.


-Oh... no.. Maldita sea... otra vez.. no puedo... evitar... cogerlooos...






Y se lanzó a recoger los porros rápidamente, pero antes de poder hacerlo recibió un codazo en plena cara que lo dejó inconsciente. El codazo provenía de lo que parecía ser una bestia salvaje con los ojos cargados de loca ansiedad. Kertch tardó unos instantes en reconocer a Pyros.


-¡¡¡¡¡MIOOOOOOOSSSS!!!
¡¡¡MIIIIIS
POOOOORROOOO
OOOOSSSS NO SE TOCAAAAN!!!!
¡¡¡AAAAARGHHHHH!!!


Kertch no tenía tiempo de ir a atender a Hino, ni de quitarle los porros a su hermano, porque acababa de ver una oportunidad perfecta.
Al extender los brazos, la zona central del porrobot, justo donde Hino les había indicado, había empezado a brillar con una luz verdosa, lo que le daba la posibilidad a Kertch de acertar con gran precisión el blanco parpadeante.

Sin más demora, Kertch esgrimió los porros-espada, se lanzó hacia adelante, esquivó una patada del monstruo y giró hacia la izquierda antes de fintar un segundo y lanzar una estocada justo a la zona que brillaba, atravesándo el metal limpiamente.

En ese momenton el porro que había dentro se hizo añicos en medio de una sonora explosión, y el gigante rugió con furia.















-¡¡AAAAARGHHH!! ¡¡FURIOOOSOOO!! ¡¡ANIQUILAR OBJETIIIVOOOO!!













Y le lanzó otra llamarada a Kertch, que le alcanzó de lleno y lo lanzó convertido en una bola de llamas humana justo encima de Pyros. Los porros que el rubio tenía en la mano se consumieron al momento entre las llamas.


-¡¡NOOOO!! ¡¡QUÉ HAS HEEECHOOO!!
¡HAS QUEMADO MIS PORROOS!
¡MIS DELICIOOOSOS PEETAS!
Debería darte vergüenza...




Y lo apartó de un manotazo, terriblemente ofendido. Pyros se encaró a la máquina y la miró con cara de muy malas pulgas.


-Vale, cabeza de porro, será mejor que tengas una buena excusa para lo que has hecho, porque hay formas más lentas y dolorosas de fumar que otras, ¿sabes? Bueno, te iba a fumar lento igual, para saborear bien tu cabeza, pero lo que quiero decir es que... que... ¡¡que te has pasao, tio!! ¡y ahora te vas a cagar!



Pyros se lanzó contra la criatura, realmente enfadado.

domingo, 10 de enero de 2010









Nara
Pyros






Pyros se disponía darle ya la primera calada a Folgore cuando su hermano apareció corriendo por el pasillo.

-Una pequeña fumada para un hombre, una gran pérdida para la humanidad.-Dijo en señal de respeto, pues se encontraba ante un miembro del clan suu.





Kertch se acercaba por el pasillo a una velocidad increíble, apenas disponían de tiempo para salir de aquél lugar subterráneo. Pyros se apresuró en dar la primera calada a Folgore pero Kertch fue más rápido, y con un certero tajo con su porro espada, liberó al pálido Folgore.

A Pyros le hubiera dolido menos si ese tajo se lo hubiera llevado él. Unas lágrimas salieron de sus ojos a la vez que sacudía a su hermano y se desgañitaba gritándole que por qué había hecho eso. Cualquier desconocido que lo hubiese visto en ese momento, habría pensado que se había vuelto completamente loco, los que realmente ya lo conocían sabían que ya antes lo estaba.

Estaba a punto de correr detrás de Folgore cuando un olor a porro y luego un fuerte ruido de algo metálico aporreando el suelo, vino por el pasillo.


-¡¡¡¡¡ GRUUUUUUUUUU
UUAAAAAAAAAAR!!!!!
¡¡¡¡EXTERMINAR INTRUUUSOOOOS!!!!
¡¡ANIQUILAR!! ¡¡ENGULLIR!!
¡¡FUMAR!! ¡¡FORNICAR!!
¡¡REGURGITAR!! ¡¡PATEAR!!
¡¡APALEAR!!
¡¡¡¡¡¡
¡¡¡¡¡DEEEEEEESTRUII
IIIIIIIIIIIIIR!!!!!!!
!!!!!!














Pyros pronto se olvidó de Folgore, es más cualquiera que hubiera visto esa cara, con los ojos completamente abiertos y brillantes debido a la emoción, la boca totalmente relajada hasta el punto de que un hilito de baba se le caía por un lado y el cuerpo absolutamente paralizado, habria jurado que en ese momento Pyros se había olvidado de todo, incluso de hablar.


-Porroooooo... agashashgashaaaa...







Aquél enorme porro parecía haberse hecho con el control total de Pyros, de no conocer a su hermano, Kertch, pensaría que se trataba de una técnica de robot. Tras estar un rato quieto, diciendo frases totalmente incoherentes mezclando las palabras porro, fumar y algunos balbuceos, empezó a correr hacia el robot, haciendo caso omiso del elaborado plan que Kertch le estaba contando.

-Porrooooo... fumasgashagasaahhsaaa.







El porrobot esperó a que se acercara su primera víctima, cuando esta estuvo a una distantia apropiada puso el modo "patear". Tomando impulso con su pierna derecha el porrobots intentó "chutar" a Pyros, con poco éxito, pues ahora el rubio era un manojo de adrenalina, debido a la emoción del momento, esquivó el golpe como si de una viejecita se tratase, con la única diferencia de que no se la fumó (en honor a su padrino). Tras tomar impulso en el suelo, luego en la pared y por último en la espalda del bicho, Pyros se subió a la cabeza del porrobot, agarrándose al porro con las dos manos y tirando intentando arrancarlo de su sitio. No hubo éxito, el porro seguía en su sitio, estaa fuertemente anclado a la máquina, no en vano era el mejor porrobot de aquellas cuevas. La desesperación empezó a mostrarse en el rubio.


-Porroooagashahsahaahshsaaa...






Aprovechando la distracción del joven, que seguía intentando arrancar ese enorme porro, pues "al cortarlo se desperdiciaría demasiado", el porrobot intentó sacudírselo de encima, sin mucho éxito por supuesto, cuando Pyros agarra un porro nadie se lo arranca. Al final, el robot tuvo que usar el modo "engullir" para meter dentro del cuerpo el porro y con él al firmemente agarrado Pyros, y luego el modo "regurgitar" para lanzarlo a él y al porro por los aires. Sacando otro porro instantes depués para reponer al primero.



-Bueno ahora si dejas de hacer el cafre, pondremos en práctica mi plan.








-Porroooo...








-Entendido, usaré mi chinakugan.






Hino se concentró en observar a aquél extraño robot, mientras que Kertch y Pyros intentaban entretenerlo para que pudiera averiguar sus puntos débiles, bueno, para ser exactos Kertch intentaba entretenerlo y Pyros arrancarle el nuevo porro, que según él tenía mejor pinta, a pesar de ser totalmente idéntico al anterior.


-Humm... del porro que tiene en la cabeza parten numerosos cables hacia todo el cuerpo, deben de ser los responsables de proveer de energía a la máquina además de encargarse de proporcionar el alquitrán para autorepararse, como con la técnica suu. Además veo otro porro en el centro, muy bien acorazado, si no me equivoco es el que usa de original de las copias que usa para ocupar la cabeza o lanzarlas...

sábado, 9 de enero de 2010






Nara Kertch












-------------------------- ----------------------------- ----------------


Kertch no podía evitar reirse con lo cómico de la situación. Hino no paraba de gimotear y patalear intentando liberarse del porrobot, y este se dedicaba a azotarlo sin piedad, preparando la tarea.



-FORNICAR OBJETIVO... FORRRNICAAAARRRR.... FOOOOOOOKKKKK...

























-¡¡KEEEEEEEERTCHHHH!! ¡¡¡PEDAZO DE ANORMAL, QUE ME SAQUES DE AQUIIIIII!!!






-Vooooy, vooooy, no me metas prisa...







En ese momento el Nara reparó en el hecho de que Hino tenía en sus manos un porro diferente a los que él y Pyros solían llevar. Tampoco tuvo mucho tiempo para pensar en ello porque el robot, molesto por la interrupción le estaba mirando fijamente mientras emitía chirridos.




-NUEVO OBJETIVO FIJADO... INICIANDO PERSECUCIÓN!!!!






















Le dio a Hino un nuevo azote que lo lanzó contra la pared y saltó hacia Kertch, dispuesto a violarlo, pero el Nara se hizo a un lado rápidamente y le dio un tajo muy profundo al porrobot en una de sus piernas, lo que hizo que este se desestabilizara y cayera al suelo con un enorme estruendo.

Kerch se acercó a él para rematar la faena cortándole la cabeza, pero en ese momento la máquina humanoide dio un resoplido muy potente y el porro que llevaba redujo un poco su tamaño.
Después de esto, un fluído negruzco empezó a emanar de su pierna dañada y en cuestión de segundos formó una masa sólida tan dura como el resto de su cuerpo de acero.



-Pero qué demonios... Esa es la técnica de cicatrización Suu, una de las favoritas de Pyros... ¿cómo es que este bicho puede usarla?







Sin darle tiempo a hacerse más preguntas, el porrobot se levantó de un salto y extendió los brazos, listo para disparar.

Pero Kertch, que se esperaba una llamarada, se vio soprendidó cuando lo que le cayó encima fue un aluvión de porros de la misma factoría que el que Hino tenía en la mano. Kertch miró a su compañero, que estaba aturdido por el golpe de la pared y lo entendió todo.

El peliverde dedujo que seguramente esos petas eran de una calidad muy alta, por lo que sabía podían ser de la Aldea Suu, donde estaban los mejores, y probablemente Hino fue derrotado
al verse obligado a fumárselos, lo cual le dio un tiempo precioso al porrobot para inmovilizarlo y... bueno, ponerse cariñoso con él.

De un manotazo se quitó de encima los porros, pensando que si fuera el Yonko quien controlase su cuerpo en ese momento tendrían un serio problema, y de una veloz embestida cortó limpiamente la cabeza al porrobot, poniendo fin al combate.

Como la vez anterior, el robot chisporroteó antes de emitir un fogonazo de luz verde, pero esta vez no ascendió un papel. El chorro de luz verde estaba aparentemente vacío, aunque unas lucecitas azules bailaban en la corriente, despertando la curiosidad de Kertch.

Se acercó un poco más a la fuente de luz y lentamente fue metiendo la mano dentro, hasta que estuvo totalmente sumergida en el chorro. En ese momento la luz se expandió, formando una esfera que envolvió completamente a Kertch.

Lo que vino después fue un estado de trance en el que una serie de imágenes se sucedían ante los ojos del joven mostrándole los recuerdos de su padre.
Notó su corazón latiendo rápido al contemplar de nuevo a su padre enfrente de él, algo más envejecido de lo que lo recordaba, trabajando en un taller de esas mismas minas.

Vio cómo construía los porrobots, sellaba puertas y colocaba dispositivos en las esquinas de determinadas habitaciones, sin entender el motivo de todo aquello. Después, la escena volvió al taller donde el hombre estaba trabajando entre herramientas y partes robóticas.

Como si pretendiera resolverle la duda, el padre se giró mirando directamente a donde sabía que se encontraría su hijo, y empezó a hablar.

"-Kertch, hijo mío. Si estás viendo esto, quiere decir que has derrotado el porrobot que custodiaba una habitación sumamente importante. Coloqué un detector de ADN para asegurarme de que solo un hijo mío pudiera ver este mensaje, y así librarle del peligro... Estas ruinas no son un sitio normal. Si he permanecido aquí todo este tiempo es porque tenía que asegurarme de que este lugar fuera protegido.
Al final de estos túneles se encuentra una habitación que contiene un portal sagrado Suu, directamente conectado a la nueva Aldea del Peta, donde como sabes ninguno de nosotros sería bien recibido. Además, les ha costado mucho trabajo reconstruirla, y no podemos permitir que queden expuestos al mundo antes de que se hayan recuperado por completo.
Debo decir que me alegro de que fueras tú quien esté recibiendo este mensaje... para tu hermano simplemente había preparado varios sacos de porros a la salida de los túneles y no habría podido darle esta información... Pero tenías que saber esto.
Además, la última sala está custodiada por un porrobot gigante, una de mis más poderosas creaciones para salvaguardar el portal, y sería terrible que debierais enfrentaros a él. Estos túneles están protegidos por muchos sitemas de seguridad además de los porrobots. Si no se sale de ellos en 30 minutos, todas las trampas se activarán a la vez y os será imposible salir de aquí. Por suerte como te decía, la sala en la que te encuentras contiene escondido el botón para desactivar dicha seguridad durante un rato, y podáis salir rápidamente aunque hayan pasado los 30 minutos. El botón está tras el cabecero de la cama, simplemente debes pulsarlo.

Eso es todo, hijo. Me alegra saber que estás vivo y en forma. Espero que podamos vernos algún día..."


Kertch salió de la ilusión con los ojos vidriosos de la emoción contenida. No tenía tiempo para emocionarse y pensar en los detalles del mensaje, por lo que corrió hacia la cama, la movió para localizar el botón y...

...descubrió que la pelea de Hino con el porrobot lo había destrozado completamente.





-Pero qué.... ¡¡MIERDA!! ¡¡Está roto!! -Miró su reloj y comprobó que faltaban menos de cinco minutos para que se activase la alarma en todos los túneles.- ¡¡Debemos salir de aquí cagando leches!! ¡¡Hino, despierta!! ¡Tenemos que encontrar a Pyros!






Le dio dos bofetones a Hino para espabilarlo, pero no reaccionaba, así que lo cargó en su hombro y salió volando fuera de la habitación, tomando la primera bifurcación a la derecha y esperando poder restablecer el contacto con su hermano.

Al cabo de un par de minutos notó un fuerte olor a marihuana y voló lo más deprisa que pudo en esa dirección, lo que finalmente le llevó a un pasillo de color dorado y recto, mucho más largo que los otros, como si llevara a un sitio más importante...


-Oh... oh.... noo... ¡¡¡MIERDA, NO PUEDE SER!!!






Pero sí era. Al final del pasillo estaba Pyros, que tenía ya liado a Folgore y estaba a punto de fumarselo. Pero eso no era lo más grave. En el momento en que entró en la habitación sonó un rugido gigantesco que hizo temblar la tierra, y la puerta de la sala se cerró con un terrible portazo, quedando totalmente sellada por dentro.

Kertch usó su porro espada para liberar a Folgore, haciendo caso omiso de las protestas y pucheros de Pyros y miró al frente, donde un gigantesco círculo de piedra estaba dibujado en la pared de la habitación, mucho más grande y espaciosa que las otras que había visto.
El círculo de piedra estaba sellado por tres líneas que partían de él hacia los lados y terminaban en tres pequeños círculos con una ranura esférica cada uno donde seguramente haría falta introducir algo.

Kertch se giró hacia su hermano y le gritó que debían irse, pero éste nisiquiera llegó a oírle, puesto que un porrobot de tamaño monstruoso salió del suelo en ese justo momento, causando un temblor que los lanzó a todos contra el suelo y gritó:



-¡¡¡¡¡ GRUUUUUUUUUU
UUAAAAAAAAAAR!!!!!
¡¡¡¡EXTERMINAR INTRUUUSOOOOS!!!!
¡¡ANIQUILAR!! ¡¡ENGULLIR!!
¡¡FUMAR!! ¡¡FORNICAR!!
¡¡REGURGITAR!! ¡¡PATEAR!!
¡¡APALEAR!!
¡¡¡¡¡¡
¡¡¡¡¡DEEEEEEESTRUII
IIIIIIIIIIIIIR!!!!!!!
!!!!!!










Y lanzó su enorme brazo contra ellos, dispuesto a convertirlos en puré.

jueves, 7 de enero de 2010









Nara
Pyros







Los dioses habían escuchados sus plegarias, Pyros se encontraba encerrado en la misma habitación que Folgore, uno de sus petas frustrados. Pyros se pellizcó el brazo, no era la primera vez que soñaba con eso, pero esta vez era de verdad, el moratón que se acababa de dejar en el brazo daba constancia de ello.


-¿Recuerdas este papel? -Dijo sacando un papel enorme de la espalda. -Estabas dentro de él hace unas semanas, pero no era lo sufiente bueno para ti, no, tenías que abandonarlo, dejándome a solas con él. -Dijo mientra abrazaba y mecía aquél enorme rectángulo de celulosa. -Desde aquél momento juré venganza a este trozo de papel, por haberle roto, de esa manera tan cruel, su corazoncito. Juré que algún día volverías a estar dentro y esta vez no saldrías...




Pyros agarró el papel con ambas manos extendidas hacia el frente y empezó a correr hacia donde se encontraba Folgore, un ataque muy obvio, pero el joven rubio estaba totalmente convencido de que se dejaría fumar, aquel discurso habría emocionado a cualquiera, incluso él no había podido impedir que se le derramaran un par de lágrimas. Pero Folgore no pesaba lo mismo, y aquél discurso le había dado tiempo suficiente para rehunir fuerzas y esquivar a Pyros, que corría a ciegas tapado por el papel, hacia él.



-¡Es un p*** papel! ¡¡No tiene sentimientos!!.







Aquellas palabras hicieron mella en Pyros, quién callo de rodillas al suelo, cabizbajo.

-No le escuches, no sabe lo que dice, apenas te conoce... -Dijo susurrando al papel. Los susurros de Pyros fueron cambiando poco a poco hasta tornarse en un grito cargado de furia .-¡ES HORA DE QUE INTIMÉIS UN POCO!.




El nara se levantó de un salto y fijó su mirada en Folgore, sabía perfectamente lo que tenía que hacer, el plan estaba perfectamente tramado, no había error posible, había soñado con esa situación cientos de veces, cada variante estaba pensada, no había nada al azar.


-Que comience la diversión.






Pyros cerró su mano derecha y concentró dentro de ella una llamarada, cuando no pudo contenerla más, abrió la mano, emitiendo un cegador destello por toda la habitación.

Cuando al fin recuperó la vista, Folgore vió a Pyros sentado, fumándose un peta tranquilamente.

-Hola Folgore, quiero jugar a un juego, todo este tiempo has estado huyendo de mí, asustado sin motivo aparente, hiriendo los sentimientos del papel que te rodeaba, ahora será tú la víctima y yo el que te rodee. Tienes dos opciones, huir por ese boquete que hice, o hacer por una vez lo correcto y quedarte. ¿Serás capaz de de un golpe convertir tus miedos en humo y transformarte en una nueva persona?, ¿o ellos podrán contigo y te llevarán a tu perdición?. Vivir o morir, tú decides.


Folgore debía pensar rápido, algo había cambiado en la habitación, y en Pyros, no parecían los mismos, y su vida dependía de que descubriera el qué había cambiado. Para empezar Pyros no se había avalanzado sobre él, sino que le había dado una opción de huir, muy extraño, pero Folgore estaba seguro de algo, no podía hacer caso a su consejo y quedarse, pero tampoco podía huir, Pyros había ya cotejado esa posiblidad y no había hecho nada para impedirlo, debía de ser una trampa. La única opción para salir vivo de allí era descubrir qué clase de trampa era. Folgore centró toda su atención en el boquete, hasta que al final la vió, se trataba de un Genjutsu, durante el fogonazo Pyros había sustituído el boquete por muro y había creado una salida ilusoria que llevaba directo a una trampa-porro. Folgore miró a Pyros, ¿ya está?, ¿era ese todo su plan?, ¿una ilusión mal hecha?. Folgore salió corriendo hacia el muro que ocultaba la salida. Estaba a punto de cruzarlo cuando miró de nuevo a Pyros, no se había movido, seguía sonriendo, ¿había descubierto su plan y no hacía nada para evitar que escapara?, estaba jugando con él. Había algo en aquella sonrisa, algo en aquella cara, era como si no fuera humano, debía buscar otra salida, esa conducía a una trampa, no sabía cuál pero Pyros no deja escapar una presa tan facilmente.

Folgore se quedó en el centro de la habitación, deseando volver al pasado para corregir sus errores. Fue entonces cuando se le ocurrió, la entrada por dónde había venido, si llegaba antes que Pyros podía atrancarla desde fuera, y la pared era lo suficientemente espesa como para que tardara al menos unos minutos en pasar.

-Está bien, tú ganas, me quedo. -Dijo con el mejor tono a derrota que supo poner, con el fin de distraer a Pyros mientras se acercaba a la puerta.





Cuando estaba lo suficientemente cerca corrió hacia ella y la atravesó, esta vez Pyros si que se movió, intentando agarrarle antes de que la alcanzara.

Folgore salió de la habitación y atrancó la puerta tras de sí, estaba a salvo, podía huir por donde había venido a salvo de aquél rubio. Folgore notó como una inmensa alegría inundaba todo su cuerpo, había derrotado a su archienemigo en su propio terreno, las porrotrampas, solo se le ocurría una cosa que podía mejorar aquél momento, un buen par de tetas.
Su deseo fue escuchado por los dioses, delante de él apareció una rubia de enormes pechos. Folgore no daba crédito a lo que veía, todo era perfecto, aquél era su mejor día, o eso creía el. Salió corriendo hacia la rubia gritando mogue mogue, con los brazo extendidos dispuesto a sobar aquellos pechos. En cuanto estubo lo suficientemente cerca ella le abrazó y le dijo con una voz muy familiar:

-Ya eres mio.







Una nube de humo los envolvió a los dos y descubrió la verdad, Pyros le estaba abrazando, pero entre ellos dos había un papel que ahora enrollaba a Folgore.


-Te lo advertí, te revelé todos mis planes y aún así no pudistes escapar.






Entonces todo encajó para Folgore, "¿Serás capaz de de un golpe convertir tus miedos en humo?" Le había dado la clave para vencerle, de un golpe la porro-copia que había en la habitación habría desaparecido. "Ahora será tú la víctima y yo el que te rodee" Tenía razón, él había sido rodeado sin darse cuenta.






Nara Kertch












-------------------------- ----------------------------- ----------------





-OBJETIVO LOCALIZADO, CHUIIIIII... DESTRUIR, ANIQUILARRR, EXTERMINAAR... CHUIII....





















-Eh... eh... Espera un momento...











Pero el robot no se inmutó. A pesar de que su estatura era ligeramente inferior a la de Kertch, y lo aparatoso que parecía ser, el peliverde se vio sorprendido de pronto por la velocidad de la que el robot hacía gala. En cuestión de segundos se avalanzó sobre el Nara y le propinó un gancho brutal que lo levantó por los aires.

A continuación, el robot extendió los brazos y disparó dos potentes chorros de fuego directos contra el pecho de un aturdido Kertch, que a duras penas logró esquivarlo elevandose con el Tobidasu cuando las llamaradas le quedaban a un palmo del pecho.

Desde las alturas, Kertch observó a su adversario, ahora ya convencido de que el robot tenía órdenes y sería imposible hacerle cambiar de idea. Así pues, Kertch estudió detenidamente en los siguientes minutos la estructura de la bestia mecánica, y observó que su cabeza estaba formada por un porro de considerable tamaño integrado en la estructura del aparato.




-Hmm... ¿Un porro? Esto parece tecnología Suu. Y lo que es más, me suena muchísimo haber visto uno de estos en alguna parte...







Pero no tuvo tiempo de pararse a analizarlo mucho más, porque el robot alzó sus brazos hacia el techo y le disparó una nueva doble llamarada, que esta vez Kertch esquivó fácilmente.
Voló con rapidez hacia la espalda del robot, y lo agarró por los brazos, tratando de paralizarlo mientras buscaba algún mecanismo con el que apagarlo en su nuca.

Pero en los pocos segundos que tuvo mientras la máquina se revolvía con enorme fuerza tratando de liberarse, Kertch sólo pudo ver lo que parecía una ranura ovalada, en la que estaba incrustada el porro gigante que hacía de cabeza en el robot, y dedujo que seguramente el porro haría de suministro. Justo antes de que el robot girara sobre sí mismo y aplastase a Kertch contra el suelo, este pudo apreciar que efectivamente el porro parecía estar menguando de tamaño lantamente.

Se levantó del suelo justo a tiempo de evitar un placaje con el que el robot pensaba aplastarlo contra el suelo y rodó hacia atrás para esquivar un puñetazo de la criatura contra el lugar que había ocupado segundos antes, y que dejó un enorme boquete en el suelo. Sus pies patinaron sobre el suelo varios metros hacia atrás y se quedó en cuclillas observando atentamente a su enemigo.

Kertch pensó rápidamente que la forma más efectiva de acabar con él sería conseguir que el porro se apagara, pero él no dominaba el Suiton, y no veía nada en la habitación que contuviese agua, por lo que sólo le quedaba una posibilidad.

Mientras el robot corría directo hacia él desde la otra punta, Kertch adoptó la típica pose de los corredores antes del pistoletazo de salida, sacó dos porros de su bolsillo y los aumentó con la técnica Suu del porro-espada para formar dos afiladas katanas; una en cada mano.

Cuando consideró que el robot estaba más desprotegido, se agachó un poco más, asegurandose de que la planta de sus pies apuntaba hacia la pared de atrás y disparó un potente chorro de Tobidasu, directo hacia su enemigo.





-DESTRUIR OBJETIVO, DESTRUIR OBJETIVO, DESTRUIR OBJETIVO, CHUIIIII...























-Eso es... Deja tu cabeza al descubierto...













El tiempo pareció congelarse cuando Kertch giró en el aire, esgrimiendo los porros-espada y asestó dos tajos horizontales en la base del porro que llevaba el robot sobre la cabeza, cortándolo limpiamente desde la base.

El porro cayó al suelo y se apagó al momento, mientras que el robot empezó a soltar chispazos, cayó estrepitosamente y luego unas pequeñas explosiones se formaron por todo su cuerpo.

Kertch se acercó a la máquina hecha pedazos, pero al acercarse esta desprendió un potente fogonazo de luz verdosa, y por el chorro de luz fue ascendiendo en el aire lo que parecía un trozo de papel.

Kertch lo recogió del aire y al momento el chorro de luz se apagó para siempre. Al bajar la mirada para leer el papel, descubrió la tipografía, puesto que además últimamente se la había encontrado ya en varias ocasiones.






-¿Otra carta de nuestro padre? Un segundo... ¡¡Es verdad!! ¡Ya me acuerdo!








Y en ese momento Kertch recordó que ya había visto estos porrobots (pues así los llamaba su padre) en el taller que tenían en el sótano de su casa, en la Aldea del Peta.
Por un momento le invadió la nostalgia al recordar a su padre, que era inventor, enseñandole sus últimas creaciones y compartiendo con él sus logros y sus fracasos.

Pero antes de poder emocionarse más, su vista se clavó en el contenido de la carta.

Querido John.

El otro día me fumé a una vieja, ¿sabes? Me preguntó que si tenía fuego y le dije que podía hacer una barbacoa con ella si quería. La tipa salió espantada y la tuve que enrrollar y fumar como Dios manda, claro. Jojojo, recuerdo que esto le divertía mucho al pequeño Pyros... Seguro que si todavía vive el rubiales hace este truco en honor de su maravilloso padrino, jojojo.

Bueno, y aparte de esta anecdota sin importancia, te quería decir que sí, que ya he visto trescientasmil veces los diseños de tus últimos robots, so cansino, y que no hace falta que me mandes más, que están todos muy chulos.

Por cierto, macho, te estás apalancando ya demsiado en la ciudad minera aburridisma esa, ¿no? Estar tanto tiempo allí, sin echarte un buen pei... Yo sé que te sientes más seguro allí, y dado que eres un fugitivo te supone el lugar perfecto para seguir con tus inventos, pero necesitas una plantación de las buenas, macho. Osea que si quieres volver a salir con papi un dia de estos no tienes más que avisarme y nos vamos los dos a fumar gente, ¿de acuerdo?

Bueno, te dejo, que tengo a un negro haciendome un biturbo y creo que el muy inútil le ha dado una calada. Como me lo encuentre mamao te juro que no respondo.

Sayonara, baby!!

Tu rival y siempre amigo. Jack Sporrow.


Kertch se encontró muy sorprendido al leer la carta de Jack. Principalmente porque esta estaba escrita en un tono muy diferente del anterior mensaje de Sporrow que habían encontrado, mucho más informal, lo que le hacía pensar que en esta nueva carta ya debían de haber recuperado bastante el contacto y la confianza de nuevo. Su padre debió de pasar mucho tiempo escondido en Aurumia para que Sporrow lo tuviera tan localizado.

Por otro lado, Kertch dedujo que su padre debió de marcharse hacía poco tiempo de allí, dado que la anterior carta revelaba que había sido escrita estando Pyros y él todavía en Konoha, y aquello no había pasado hace mucho, por lo que en Esparta su padre debió de quedarse también poco tiempo.

Mientras pensaba en todo esto, el Nara abrió la trampilla y bajó las escaleras de nuevo hacia los túneles subterraneos, esta vez con más calma y observando cada pasadizo que encontraba cuidadosamente en busca de pistas.
No tardó mucho en distinguir lo que parecía una quemadura en la piedra de una pared, y siguiendo el recorrido pudo notar cómo un creciente olor a marihuana se hacía perceptible en una dirección. Al final del camino se encontraba una habitación de la que salían terribles aullidos, por lo que Kertch se paró un segundo frente a la puerta, temeroso de lo que podía encontrar.

Tragó saliva, empujó la pesada puerta y entró en la habitación. En su interior, Kertch pudo reconocer con un rápido barrido visual varias cosas verdaderamente desconcertantes.

A la derecha de la sala se encontraba una cama antigua, con cortinas de seda muy tupida y que tapaban lo que había sobre el colchón. A la izquierda estaba un enorme boquete en la pared, a través del cual se veía parte de la habitación contigua, y sobre ellos una lámpara vieja de cuatro bombillas, que ya tenía tres fundidas y la restante parpadeaba lastimeramente.

Así, en esa situación de semipenumbra, Kertch distinguió la forma de un chico sobresaliendo a través del agujero de las cortinas sobre la cama, y al que solo se le veía la mitad del tronco. Pero incluso a través de aquella baja iluminación, Kertch podía reconocer perfectamente a un Hino desamparado e histético, que gritaba y lloriqueaba penosamente pidiendole auxilio.

Kertch no se lo pensó dos veces. Desenfundó nuevamente los porro-espada y se lanzó contra la cama, cortando por la mitad las cortinas y dejándolas caer pesadamente al suelo, revelando con ello el interior de la cama.

Entonces vio que sobre ella había otro porrobot de dimensiones parecidas, en pose sospechosa y que ya tenía a Hino con los pantalones bajados, el trasero en pompa y a cuatro patas, tratando desesperadamente de escapar de la máquina.


-OBJETIVO LOCALIZADO, FOOOOKKKK.... FORNICAR OBJETIVO... FORRRNICAAAARRRR....
























-Estooo... Hino... ¿Qué haces? Se supone que tenemos que encontrar a Pyros, no entiendo qué haces aquí divirtiendote con este porrobot.






-¡¡PERO SERÁS MAMONAZO!! ¡¿TE PARECE QUE ME ESTOY DIVIRTIENDO?! ¡QUITAME A ESTE ROBOT MARICÓN OBSESIVO DE ENCIIIMAAAA!


Y Kertch pensaba hacerlo... De verdad. Otra cosa es que pensara hacerlo deprisa, se dijo entre risas.