martes, 1 de diciembre de 2009

Capítulo 12 Fantasmas









Nara
Pyros






Aprovechando el humo, el ruido y el cabreo de Pyros por haber errado de nuevo el blanco, Folgore escapó por aquel agujero que llevaba a unas escaleras, empezó a bajar los escalones de 6 en 6, prefería acabar callendo de las escaleras que dentro de un peta. A los pocos metros de descenso una bifurcación, tenía que elegir una dirección antes de que Pyros pudiera ver cuál tomaba."-Derecha, pero..." -Pensó mirando a su peta, tenía razón, Pyros sería capaz de olerlo a kilómetros de distancia, con lo que llegó rapidamente a la conclusión de que "-Sin peta o como peta...". Y así fue como Folgore salió corriendo por el pasadizo de la derecha, arrojando su peta por el de la izquierda, con suerte eso llegaría a despistar a su perseguidor el tiempo suficiente para escapar de aquél lugar.






-Corre, corre que se escapa.






Dijo arrojando a Hino a través del agujero por el que acababa de escapar Folgore, había muy pocas posiblidades de que hubiera una trampa detrás, pero "-Más vale prevenir que curar" -pensó, y hacía tiempo que quería probar la habilidad de Hino como zapador.
Tras comprobar que Hino no había salido volando por los aires, Pyros entró en aquellas escaleras. Era demasiado tarde, tanto Folgore como Hino habían desaparecido en oscuridad.

Hino tuvo un poco de suerte, pudo ver una figura marchándose, en una especide de carrera-baile, con las manos adelantadas abriéndose y cerrándose como estrujando algo, pero esa suerte se le acabó a la segunda bifurcación, y tuvo que seguir eligiendo caminos al azar, esperando encontrar a Folgore antes que Pyros, sabía que con él en su poder podía exigirle casi cualquier cosa a Pyros, Folgore le daría ventaja en las futuras negociaciones.

Pyros habría visto marcharse a Hino por la derecha de no haber tenido el peta encendido en su boca. El peta hacía las funciones de una especie de linterna en la oscuridad de aquellas escaleras, pero justo enfrente de los ojos no es el mejor sitio para situar una linterna, sobre todo si se pretende ver. Así que corrió casi a ciegas hasta la bifurcación, luego giró sin pensárselo a la izquierda, le olía mejor aquel camino y Pyros siempre hacía caso a su olfato.


El aliento ya comenzaba a faltarle a Folgore cuando su carrera le llevó a una habitación sin más salida que por la que había entrado, se encontraba totalmente perdido, ya no recordaba ni las bifurcaciones que había tomado.

Pyros tampoco podía decir que se encotrase en un situación muy diferente, llevaba ya minutos corriendo con una bola de fuego a modo de linterna, gritando como un loco y estrellándose contra las paredes cada vez que había un giro brusco y no le daba tiempo a frenar su carrera. Ahora se encontraba tumbado boca arriba, ese último golpe había sido especialmente fuerte, era hora de pensar, y aquella bola de fuego en su mano le había dado una idea.


Folgore se había encogido en un lado de la habitación, recuperando el aliento.
"-Mejor descanso un rato aquí y luego sigo intentando salir..." -Sus cavilaciones sobre la situación quedaron bruscamente interrumpidas por una pequeña explosión seguida de un fuerte haz de luz roja proveniente del otro lado de la habitación. -¿Cansado ya?, podía oir tu respiración desde el otro lado-dijo una voz a través del pequeño agujero, que pronto se volvió del tamaño de una persona al impactar contra él, desde el otro lado, una bola gigantesca de fuego.
Folgore intentó levantarse, pero sus piernas no le obedecieron, se encontraba totalmente paralizado, estaba desconcertado del todo, ¿cómo era posible que le oyera resoplar a través de medio metro de sólida piedra?... claro que lo que Folgore no sabía es que Pyros ya llevaba 10 minutos tirando paredes abajo, siguiendo siempre el mismo procedimiento, abría un agujero en un punto clave del muro y luego lo tiraba de una enorme bola de fuego y que ya se le estaban acabando las frases (
-Y ahora sé un buen peta.../-Puedes huir pero no esconderte... tampoco está aquí.../-¡Ajajaa ya eres mio!, ¿no creerías que podías faltar a tu cita con mi papel?... ¿Folgore?/-Has sido un porro muy malo, has tenido a tu papi preocupado/-1, 2, 3, vas a mi peta otra vez...).

lunes, 30 de noviembre de 2009






Nara Kertch












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Kertch escuchaba interesadamente lo que el hombre le explicaba. Por lo visto, aquella ciudad, llamada Aurumia, había sido un importante núcleo comercial y minero en el pasado, que prosperaba felizmente antes de la llegada de Folgore. En el momento en que este nombre salió en la conversación, Kertch se mostró sorprendido y quiso asegurarse.


-¿Folgore? ¿Está usted seguro de que ese era su nombre?








-Segurísimo. Él mismo no se cansó de repetirlo mientras bailaba y cantaba extrañas y grotescas coreografías.






Definitivamente era el mismo Folgore que el grupo se había encontrado tiempo atrás, y que todos habían visto desaparecer desintegrado en medio de una tremenda explosión suicida causada por él mismo.

El Nara iba a hacer más preguntas cuando algo desvió su atención. A la izquierda de la cabeza de Geiler, justo a su espalda, estaba la dichosa puerta por la que Pyros e Hino habían estado un tiempo preguntando, solo que entonces estaba cerrada y ahora se encontraba abierta de par en par.

Maldiciéndose a sí mismo por no haberse percatado de la desaparición de sus compañeros, Kertch se levantó rápidamente de la mesa y empezó a caminar hacia las escaleras.


-Espera... ¿A dónde vas...? ¡¡NOOOOO!! ¡LA PUERTA ESTÁ ABIERTA! ¡Maldita sea!






El hombre echó a correr más rápido todavía que Kertch, apartándolo de un empujón y bajó las escaleras a toda prisa gritando como un poseído algo de que no liberarían a su prisionero.

Uranior lo miraba todo aún sentado desde la mesa, y no parecía tener intención de moverse. Kertch se incorporó con rapidez y corrió detrás de Geiler, cada vez más mosqueado con el misterio del asunto hasta que el final de las escaleras comenzó a estar cada vez más iluminado y ruidoso.


-¡¡No me cogeréis con vida!! ¡Uaaahahaha!







-¿Que no? Ahora tengo una nueva oportunidad para fumarte... Dicen que el tren de los petas sólo pasa una vez en esta vida, pero parece que en esta ocasión he tenido suerte... Y no voy a dejar pasar esta oportunidad...





-Espera, tronco. Antes deberíamos preguntarle por aquello que dijo sobre la Aldea del Pet... ¡¡Tiooo!!





Pero era demasiado tarde. Pyros se había lanzado sobre Folgore, papel en mano, y lo estaba persiguiendo por todo el desván, mientras éste corría y brincaba por la habitación, esquivando con agilidad al rubio.

Llegado un momento, Pyros se desesperó y empezó a lanzar cañonazos de fuego contra su víctima, alegando que tostadito tampoco perdía mucho sabor y al menos así se estaría quieto.

Nada más lejos de la realidad. Folgore siguió esquivando los disparos hasta que se encontró arrinconado contra una pared.



-Muy bien, eso es... Y ahora estate quietecito y sé un buen peta. Digoo.. buen chico.





Por supuesto, Folgore no estaba dispuesto a ello, y en cuanto recibió el cañonazo dio una voltereta hacia adelante, dejando a su espalda un enorme boquete en la pared. Entre la confusión y el humo, Folgore logró levantarse deprisa y correr por el agujero, detrás del cual sorprendentemente había más escaleras, y siguió bajando antes de que nadie pudiera detenerlo.


Pyros chasqueó la lengua y salió corriendo detrás de Folgore una vez más, mientras Hino le seguía. Pero cuando Geiler trató de hacer lo mismo, Kertch lo cogió del cuello y lo estampó contra la pared.


-No tan deprisa, abuelo. Ya estás contándome lo que pasa aquí... ¡Y ahora quiero la verdad! ¡Qué hacía Folgore en tu sótano y a dónde van esas otras escaleras que había detrás de la pared!





El hombre se resistió unos segundos, pero enseguida se dio cuenta de que era inútil y agachó la cabeza.




-Está bien, está bien... Te lo contaré todo, pero afloja un poco mi cuello, que no puedo respirar.. ah...ah...-Se aflojó la presión del cuello.- Así mejor. Yo... perdí a mi mujer y a una hija por culpa de ese malnacido... Las secuestró y las sobó durante días antes de que pudiéramos dar con él, y entonces se escapó, dejando terribles secuelas psicológicas a las pobrecillas.
Cuando el pueblo decidió desistir y marcharse, yo me quedé aquí, pero porque fui el único lo bastante rabioso con ese maldito como para quedarme buscando venganza.



-Continúa.







-Hace un par de días logré capturarlo por fin, colocando una muñeca hinchable especialmente tetona a modo de cebo, y lo encerré en mi sótano. Durante estos dos días lo he tenido aquí abajo sin comida ni bebida, para que sufra por lo que le hizo a mis pequeñas, pero él no ha hecho más que reir y bailar incluso estando aquí encerrado. Hoy había decidido acabar con el problema de una vez quitándole la vida, pero entonces tuvisteis que aparecer vosotros y... todo se ha echado a perder, ¡maldita sea!


-Me importa un pimiento lo que pienses de nosotros. Pero has de saber que no eres el único que ha tenido problemas con ese sujeto, así que tranquilízate, que lo capturaremos.
Y ahora dime, ¿a dónde conducen esas escaleras?




Dijo señalando al boquete en la pared.


-Es un pasadizo a la mina. Realmente ese conducto se abandonó hace tiempo, por eso construimos esta casa y la vecina sobre las escaleras. Ahora que está abierto quién sabe a dónde puede conducir. Las minas están a las afueras, pero algunos pasadizos se cavaron justo debajo de la ciudad, cuando se descubrió que bajo nosotros también había minerales preciosos... Y por eso debajo existe una red de conductos subterráneos que conectan cualquier punto de Aurumia .

Sin esperar más respuesta, Kertch soltó a Geiler y dejó que se desplomase contra el suelo antes de echar a correr por las escaleras. Sin embargo habían pasado varios minutos y tanto Hino como Pyros habían desaparecido en el entramado de conductos subterráneos. Cada pocos pasos aparecía una nueva bifuración, en ocasiones con hasta seis caminos distintos a elegir, por lo que era muy improbable que los encontrase.

Intentó conectar telepáticamente con su hermano, pero Pyros parecía estar bastante enajenado mentalmente mientras perseguía a Folgore. Hino por lo visto debía de haberse perdido también, porque no estaba con el rubio.

Kertch dejó el resto al azar, y siguió corriendo por los pasadizos girando de vez en cuando aleatoriamente hasta que al final vislumbró una salida. Subió unas escaleras y empujó la trampilla metálica sobre su cabeza para ver dónde se encontraba. Nada más sacar la cabeza escuchó un sonido mecánico y el eco metálico de unos pasos sobre el suelo.

Se encontraba en una habitación en semi-penumbra, aparentemente cerrada durante mucho tiempo. Pero no tuvo tiempo de estudiarla con mucho más detenimiento porque los pasos metálicos se hicieron cada vez más fuertes mientras una extraña figura robótica salía de la oscuridad.

-CHIUUUUIIIIII... ACTIVANDO PROTOCOLO DE SEGURIDAD NÚMERO 1. DESTRUIR OBJETIVO, DESTRUIR OBJETIVOOOO...



domingo, 19 de julio de 2009

Capítulo 12 Fantasmas









Nara
Pyros






Los días siguientes de viaje fueron un infierno para Kertch, Uranior no hacía más que cambiarles el rumbo en cuanto se despistaba, mientras que Hino y Pyros habían vuelto a las andadas. El combate con las mercenarias y su desenlace había dado motivos a Hino para odiar aún más a Pyros, y a este último una inagotable fuente de bromas y cachondeo.


-Guaaapooooooo, yuuujuuuu, dame un bessssitooo, tioo buenoooo. -Dijo "Uranior" mientras corría de un lado para otro buscando a Hino, intentando contener la risa. Kercth contemplaba la escenita de lejos, con las manos en la cabeza, aburrido de tantas tonterías.



-
"¿De verdad Pyros cree que engaña a alguien con ese truco?... en fin... al menos esta vez ha sido original y ha pasado de la ardilla."





Al fin la busqueda dio sus frutos, agazapado detrás de unos matorrales estaba Hino, aguantando la repiración para que no se le oyera.


-¡¡¡AAARRGG!!! ¡¡Aléjate de mi!!, ¡¡ya te lo avisé ayer!!, ¡¡¡Kertch KERTCH SOCORRO, dile algo a Uranior, a ti te hará caso que eres de la familia!!.




Hino comenzó a correr hacia Kertch, mientras tiraba piedras a su perseguidor. Se escondió detrás del nara mientras señalaba la supuesta posición de "Uranior", ya no había nadie. El pánico se apodero de Hino, "-Puede estar por todas partes." y empezó a mirar de un lado para otro sin soltar nunca a Kertch.

Pyros se unió a la escena, apareciendo en una nube de humo (cosa que apenas llamó la atención, debido al gran porro que llevaba), al lado de Kertch y Hino.

-Hino tu novio te llama, dice no sé qué de repetir lo de anoche. Me huele a mi que aquí hay tema, ¿cuándo será la boda?, ¿puedo ser el padrino?, por faaaa...



Kertch agarró a Hino, que estaba a punto de saltar al cuello de Pyros y le mandó callar.


-¡¡Déjate de tontería Pyros!!, no tiene gracia, y tú, Hino ¡¿No te habías dado cuenta de que no era Uranior?!, por cierto, ¿dónde esta Uranior?.





-No sé, ¿por qué me preguntas a mi?, yo no sé nada, soy inocente, lo juro, jamás le haría nada a Uranior, si es mi mejor amigo.






Dijo mientras daba una calada a su descomunal porro.


-¿Dónde lo has metido Pyros?.






-Insisto en que no sé de qué Uranior me hablas, ¿Hino tu conoces a un tal Uranior?




Dijo mientras escondía el descomunal porro a su espalda, bueno, mejor dicho, lo intentaba, ya que sobresalía por casi todos los lados. A Hino se le iluminó la cara, a pesar de que no le hacía mucha gracia colaborar con Pyros en estos momentos, vió la oportunidad de librarse por fin de Uranior, y eso para él significaba bastante.

-No, yo no conozco a ningún Uranior, Kertch, ¿te encuentras bien?.





-¡¡Dejarse de tonterías!! ¡¡A mi no me la pegáis, soy el único que no va fumado aquí!!, ¡¡Pyros suelta el porro que tienes ahora mismo y no se te ocurra decir que no sabes de que porro te estoy hablando!!.



-No sé de que... -Tras un par de tortas e insultos, Pyros al fin soltó, junto con algunas lágrimas, el "porruranior", nombre que había escrito en uno de los laterales del porro.




Tras algunas quejas lastimeras por parte de Hino y Pyros y algunos gritos e insultos de Kertch y Uranior, el singular cuarteto continuo su viaje.

El viaje continuó siendo una pesadilla para Kertch, cada vez que se despistaba Uranior desaparecía. Lo único positivo de aquello era que ya no se desviarían más del rumbo si se despistaba.

Tras varios días de viaje a trevés de bosques cada vez menos frondosos, llegaron a un campo, prácticamente despejado de árboles, con una aldea grisácea al fondo, en lo alto de una suave colina. Habrían dado por abandonada la aldea, de no ser porque Hino consiguió ver y Pyros oler, que de una de ella salía humo de chimenea.


-"Justo a tiempo, ya empezaba a escasearnos el agua. Nos habría durado más si no hubera tenido que apagar a Uranior cada vez que perdía de vista a Pyros, pero no sirve de nada lamentarse, habrá que acercarse y pagar el precio que nos pidan por ella, en fin..."






-"Un buen lugar para que alguno de nosotros se pierda misteriosamente y no regrese, muajajajaajaaa..."





-"Si hay humo hay alguien fumando, si hay alguien fumando hay algo fumable... de todas formas el porruranior-18 queda pendiente, tengo la impresión de que ese será el definitivo..."




-"Campesinos... grrrr..."






No perdieron el tiempo en comprobar si las demás casas se encontraban ocupadas, marcharon directamente a la que tenía la chimenea encendida, que además era una de las casas más cercanas a ellos. Una vez dentro ya preguntarían al dueño por las demás casas y por el lamentable estado de abandono del pueblo.

Apenas se encontraron delante de la casa
Kertch llamó a la puerta, en contra de la voluntad de Pyros, que seguía insistiendo convencidamente de que: "así se perdía el factor sorpresa". No tuvieron que esperar mucho tiempo a que la puerta se abriera, a los pocos segundo de llamar se asomó un señor con cara de curiosidad, no debía de llamar mucha gente a su puerta.


-¿Quiénes sois y qué os trae a esta aldea tan alejada de la mano de Dios?





Kertch tapó rápidamente la boca de Pyros, que estaba a punto de responder a la pregunta, para prevenir posibles desgracias.

-La verdad es que estamos solo de paso, este es mi hermano Pyros, y él mi hermanastro Uranior, y aquél que se esconde es Hino, nuestro compañero de viaje. Veníamos a pedir alojamiento esta noche y un poco de agua potable, la nuestra se nos ha acabado.







-¿No seréis policías?.






Kertch volvió a tapar la boca a su hermano.


-En absoluto, solo somos viajeros un tanto perdidos.-Dijo mirando severamente a Uranior.









El señor de la casa examinó a los cuatro, buscando algo sospechoso en ellos, al final, tras considerarlos demasiado peculiares y llamativos como para ser de la secreta, les dejó pasar a su casa. El hombre les indicó el sitio donde podían dejar sus cosas y luego empezó a enseñarles la casa empezando por el sitio donde podrían pasar la noche.

-Y aquí es donde podéis pasar la noche, si os hace falta algo sólo tenéis que pedírmelo, ya sabéis mi nombre, Geiler. Y no os preocupeis por el dinero, no hace falta que me paguéis, ¿de que me sirve unas monedas si no hay nadie a quién comprar algo en esta aldea?.



-Muchas gracias por todo, si hay algo que podamos hacer para recompensarle digánoslo... por cierto, ¿a dónde había dicho que conducía esa puerta de ahí?, si no me equivoco debe tratárse de un sótano.






Aquella pregunta sorprendió a Geiler, quién tras pensárselo un tiempo, respondió nervioso, a la vez que se cercioraba que la puerta estuviese correctamente cerrada con llave.


-Ohh... a ningún sitio jeje... era una especie de armario... no tiene importancia...






A Kertch esta respuesta no le contentó mucho, pero no estaba en posición de exigir una mejor. A Pyros en cambio pareció alegrarle bastante aquella respuesta (tanto que empezó a babear), ya que según él, confirmaba sus deducciones. Pyros lanzó una mirada de complicidad a Hino para que usara su chinakugan, habría preguntado al dueño directamente por lo que había dentro pero su hermano no le dejaba abrir la boca.


El hombre continuó enseñándole la casa, la cocina, los baños... y por último el salón, lugar donde por fin se sentaron y comenzaron una charla acerca de la historia de la aldea.

-... y las mujeres comenzarón a desaparecer sin que nadie supiera el motivo, la gente alarmada por este hecho comenzó a abandonar el lugar poco a poco, hasta que sólo quedé yo. Reconozco que al principio pensé en abandonar mi casa, pero al final me decidí a quedarme ya que parecía que solo afectaba a las mujeres. -"El problema ya no existiría de no ser por vuestra inoportuna llamada" -pero no hablemos más de esta desgracia, ¿de dónde sois?.



-
Tengo que irme un momento... al baño.






-Tengo que ir a... ayudarle a ver qué hay en ese armario...






Kertch estaba tan absorto con la conversación intentando sacar más información acerca del pasado de la aldea, y Geiler tan concentrado para no revelar más información de la cuenta, que ninguno notó la ausencia de Hino y Pyros. La conversación se prolongó largos minutos, mientras, un poco más alejado del salón:


-¡¿Qué viste, qué viste?!, ¡¿hay algo fumable?!.-Dijo dándo ansiosas palamdas.







-No sé, las paredes son muy anchas, el chinakugan no alcanza a ver bien el interior.-Dijo inútilmente Hino, ya que Pyros no se encontraba escuchándole, estaba demasiado ocupado haciéndo un boquete en la puerta.




Detrás de la puerta había unas escaleras, que conducían, como sospechaba Kertch a una especie de sótano. Los dos, porro en mano a modo de linterna, descendieron con cuidado por las escaleras, pues, si el porro iluminaba un poco el camino, el humo que despedía contrarestaba el efecto.


-Hay algo moviéndose allá al fondo.







-Serán ratas...






-No, está demasiado rico para ser una rata...






Pyros no necesitó más, lanzó un grito y corrió escalera abajo con las manos adelantadas y un papel gigante entre ellas. Tras varios porrazos e intentos de fumarse la pared, se tranquilizó un poco y volvió hacia donde estaba Hino, que era el único que parecía orientarse más o menos en aquél gigantesco sótano.

-¡¿Dónde, dónde?!, ¡Wraaaarg!






-¡Hey hey!...


-Shhh... ¿has oído eso?, hay alguién aquí...






Los dos se quedaron en silencio y a oscuras, afinando su oído. Al fin se volvió a escuchar aquella voz.


-¡Ven a bailaAaAaar!...



-¡¡NOOOOO!!, ¡¡otra vez él, todas las noches la misma pesadilla!!, ¡¡¿por qué?!!, ¡¡estuvo tan cerca, sabía tan bien y se me escapó!!, ¡¡se suicidó, jamás podré fumármelo!!, ¡¡¡SAL DE MI CABEZA FOLGORE!!!.



Aquellas palabras volvieron a abrir aquella profunda herida en Pyros, aún recordaba aquel día con exactitud, lo tenía liado y luego... ¡Nada!... siempre recordará sus últimas palabras.

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-¡¡Ahhhh!! ¡¡No!!, ¡jamás os diré donde esta la nueva aldea del peta!, ¡antes muerto!. Dale al play viejo amigo, bailaré mi última canción ¡¡¡TETAS EXPLOSIVAS!!!.






-Moge, moge...




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