sábado, 29 de noviembre de 2008

Superación. Capítulo 6






Nara Kertch













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"Un hombre puede ser destruido pero no derrotado"

(Ernest Hemingway)




Kertch notó abrirse la trampilla bajos sus pies, y el frío tacto de la piedra alisadas bajo se cuerpo tumbado, mientras se deslizaba a toda velocidad por un gigantesco trampolín corredizo.
La oscuridad le envolvía, y parecía que aquella sensación iba a durar para siempre, cuando una luz pequeña apareció a lo lejos, haciéndose cada vez mayor y más potente. Finalmente, un fogonazo de luz coincidió con la impresión de estar volando, para que segundos después la gravedad sacase al peliverde de su ensoñación con una buena caída de culo.

Se levantó con esfuerzo, y comprobó que estaba en una enorme sala vacía y de apariencia antigua. Las paredes de piedra maciza se encontraban adornadas con gigantescos tapices bordados de rojo y dorado. En las esquinas se hallaban cuatro candelabros cubiertos de telarañas, y encendidos con pequeñas llamas que daban luz al habitáculo.
Al cabo de unos segundos, escuchó una risita burlona detrás de él y se giró, justo a tiempo para ver materializarse al peor enemigo que había tenido hasta el momento.





-Bueeno... Al fin ha llegado la hora. Dicen que a todos los cerdos les llega su San Martín, y creo que a ti te ha llegado al fin el tuyo.
Esta vez no tienes a tu hermano, y sabes de sobra que no puedes tocarme, así que podrías rendirte directamente y ahorrarme trabajo, ¿no crees?







Pero el peliverde, para asombro de su contrario, sonrío con la confianza de quien sabe algo que su contrario ignora. Miró con una sonrisita de superioridad a su adversario y le dijo:

-No deberías cantar victoria antes de tiempo... Podrías llevarte una sorpresa si me subestimas, fantasmilla.










Ghoss se quedó de piedra al principio, pero un momento después ya estaba respuesto y soltó una carcajada.



-Ha sido un buen farol... Pero ahora vas a sufrir, por gracioso.




Y se lanzó sobre Kertch para golpearle con un puñetazo directo a la cara. Kertch trató de bloquearlo, pero entonces el brazo de Ghoss se desvaneció en el aire, y todo él desapareció, para volver a aparecer detrás del Nara, y darle un patada en la espalda con mucha fuerza.

Kertch cayó al suelo, con un arañazo sangrandole en la mejilla izquierda, y sin embargo sonriendo.
Ghoss, cada vez más inquieto por aquella sonrisa, repitió la maniobra. Se lanzó a atacarle...
Pero esta vez Kertch no bloqueó el puñetazo. Sorprendido, y con el puño aún en la cara de Kertch, Ghoss vio cómo este le devolvía el golpe, con el doble de fuerza, en forma de rodillazo directo al estómago.

Sin comprender muy bien lo que había pasado, Ghoss retrocedió...



-¿Qué te he dicho de no subestimarme?



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