sábado, 11 de julio de 2009

Capítulo 10 ¡¡Batalla en el templo ancestral Suu!! ¡¡El camino para ser un porreta legendario!!









Nara
Pyros






-¡¡Alto ahi!! ¡Deteneos inmediatamente! ¡Este templo es sagrado! ¡Un paso más y seréis fumados!








El monje del techo del templo saltó hacia adelante y se dejó caer justo enfrente del trío que acababa de llegar al edificio.
Pyros, mientras tanto, azuzado por la esperanza de un buen porro y aún bajo los efectos del colocón que acababa de pillar, sobrevolaba la zona, con la nueva habilidad que había conseguido.


-"Esta es la mía, debo de aprovechar ahora que el bola de billar esta entretenido, debo ser silencioso".



Pyros descendió cuidadosa y silenciosamente hasta uno de los laterales de la enorme construcción y, sin pensárselo dos veces, comenzó a excavar con sus manos, intendando arrancar la enorme torre de sus cimientos, para llevarse aquel edificio con tan buena pinta.



-"Tiene que ser mio, este porraco tiene que ser mío".



Hino se tubo que morder la lengua para no poner en alerta a aquel extraño monje al ver a Pyros excavando para llevarse la torre. La parte racional de Hino le estaba gritando que no se moviera ni dijera nada, que si echaba a correr, solo empeoraría las cosas y no conseguiría nada, que al ritmo al que iba Pyros, tardaría años en sacar la torre, si es que era posible usando solo las manos, ni con su ayuda podrían desenterrar por completo los cimientos, pero no pudo aguantar. Gritando como un loco: "¡¡CABRÓN!! ¡Yo la vi primero!", salió corriendo hacia donde se encontraba Pyros y se puso a excavar a su lado.

La cara del monje cambió por completo, su cuerpo entró en tensión y las caladas a su porro se intensificaron, no cabía duda, se estaba preparando para la pelea.



-Ya os lo advertí, vosotros os lo habéis buscado.







Si alguna palabra pudiera describir la pelea, esa sería sin duda rápida. El monje empezó a correr en todas direcciones, echando cada vez más humo por la boca. Se fue volviendo poco a poco cada vez más borroso, hasta llegado el punto en el que, todo el recorrido de su carrera, era un enorme borrón. A partir de ese momento, el monje se fue haciendo más y más nítido en determinados puntos, hasta que al final, había cuatro monjes en la zona.


-Es extraño, es como si estuviera en cuatro sitios a la vez, Hino, usa tu chinakugan y dime que ves.







-¡Buena idea!, veo unos cimientos muy profundos, tardaremos meses.





-¡Mierda!, la cosa se pone fea, para colmo hay rocas. Hino, ve a buscar una excavadora, debe de haber una por aquí cerca.





Hino estaba a levantándose cuando una patada lo tumbó de nuevo, la misma patada que dio a Pyros, que Kertch esquivó y que habría dado a Uranior de no haber huido ya de allí con la incomprensible excusa de que era demasiado mayor para su gusto. Los cuatro monjes habían atacado a la vez, como si de copias se tratasen.

Al fin Hino y Pyros se percataron de que se encontraban en medio de una pelea, y aunque de eso tardaron un poco más, se dieron cuenta de que ahora había tres monjes más.


-Bienvenidos al mundo chicos, ¿pensáis colaborar un poco?, ¿o seguiréis haciendo el MONGOLO?, ¡¡¡queréis que nos maten o qué!!!, ¡¡¡¡¿en que estabais pensando?!!!!, ¿no sois conscientes del peligro de la situación?. ¡Hino por una vez en tu vida usa tu chinakugan para algo que no sea fumar y dime cual de todos es el original y cuales son copias!.



Hino se concentró durante unos momentos y miró a uno y a otro monje, cada vez más exrtañado.



-¡¿Solo hay uno?!.





-Pues yo veo cuat...-Pyros se quitó el porro de la boca y se puso a mirarlo mientras intentaba recordar la receta con la que lo había hecho.-Eres bueno... sehhh...-Pyros asentía con la cabeza a la vez que acariciaba el porro.




-Quiero decir, vemos cuatro, pero son el mismo, se mueve tan rápido que engaña a nuestros ojos.



Kertch apretó los dientes y frunció el ceño, la cosa se ponía fea, aunque a Pyros le agradó aquella explicación, no conseguía recordar qué o quién había dentro del porro y estaba apunto de acabárselo, el que aquel porro fuera uno normal y corriente le alivió bastante la conciencia.



-No nos alarmemos, si esta en cuatro sitios a la vez, será cuatro veces más vulnerable, que cada uno ataque a uno distinto, veremos si puede esquivar también a la vez.





La deducción parecía de lógica elemental, si alguien está en 4 sitios a la vez, sus puntos débiles se multiplican por cuatro. Lo único que había que tener en cuenta es que, para alguien con la velocidad suficiente como para estar en 4 sitios a la vez, no iba a resultar muy difícil repeler tres ataques. Así, cuando los tres estaban ya a escasos metros de dar el golpe, una lluvia de puñetazos y patadas invisibles a alta velocidad, incluso pudo liar a Hino y darle una caladita antes de que se dieran cuenta de que eran ellos los atacados y retrocedieran.

La cosa era totalmente increíble, ninguno de los tres había visto moverse al monje. Pyros intentaba recordar de nuevo la receta del peta que se acababa de fumar, era imposible que ninguno de los cuatro se hubiera movido, y aquella torre, aquel edificio con tan buena pinta, parecía llamarles. Mil veces lo intentaron, tanto el como Hino, de mil maneras distintas, pero siempre eran repelidos por el mismo e inmóvil monje.

Cansados y agotados, Pyros e Hino, no supusieron ningún problema para Kertch a la hora de imponerles la retirada, su entrenamiento era aún insuficiente para obtener la victoria, y parecía que Kertch era el único que se había dado cuenta. Y así, con la promesa de regresar a por la revancha, el grupo de tres amigos abandonó el misterioso lugar y a los cuatro monjes.



Los próximos días de viaje, fueron tranquilos, afortunadamente, para Kertch, quién se tiró horas hablando con Uranior, su hermanastro, mientras su hermano e Hino, extrañamente pacíficos y unidos, se escondían cuando creían que Kertch no les veía, y se ponían a planear una buena estrategia para arrancar la torre y burlando al monje.


-Y en ese momento entro yo con la excavadora que ganaremos en la ruleta de la suerte y sacaré la torre de su sitio, ayudado por los explosivos situados estratégicamente a uno y otro lado de la torre.-Dijo señalando lugares en un mapa mal pintado.-Una detonación sincronizada y ¡Zas!, la torre es nuestra, nada puede salir mal.


-¡¿Pero por qué en todos tus planes acabo fumado por el monje o fumado por el Yonko?!, debe de haber otra manera.



-Si quieres conseguir la torre hace falta que te sacrifiques un poco, con esa actitud no llegaremos muy lejos. Bueno como te iba diciendo, tu entras disfrazado de porro por aquí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario