domingo, 12 de julio de 2009

Capítulo 11. El ataque de las mercenarias. ¡¡Aaaaay pajarraaca!!






Nara Kertch












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Kertch esquivó el mazazo de la líder mercenaria, y se echó a un lado para evaluar mejor su potencial.
Había derrotado sin problemas a Hino y Uranior, pero claro, tampoco es que eso tuviese mucho mérito. De modo que el Nara decidió que lo mejor sería acabar con ese combate cuanto antes.
Las mercenarias ya habían demostrado no ser demasiado fuertes, y esperaba que su líder tampoco fuera una excepción.

Realizó unos sellos y proyectó sobre la pelirroja un chorro de viento, que la alcanzó de lleno y la lanzó volando contra un árbol.

-¡¡Arghh!! ¡¡Serás...!! ¡No sabes lo que has hecho, pero te aseguro que lo vas a pagar!

















La pelirroja se lanzó al ataque con mucha más furia y rapidez. En esta ocasión faltaron décimas de segundo para que Kertch no acabase con el cráneo hecho pedazos, debido a la ferocidad de la guerrera.



(Mierda... Eso ha sido muy peligroso. Evidentemente esta no está al nivel de sus compañeras. Un descuido y nos hará puré.)





Pyros aprovechó para intentar sujetarla por detrás y obtener así una buena posición desde la que envolverla y fumársela, pero al parecer los reflejos de Lady Kairos también estaban por encima de los límites humanos, porque se giró con rapidez y le dio una patada tremenda a Pyros en la espinilla, haciendo que este se doblase de dolor contra el suelo.


Se disponía a rematarlo cuando se dio cuenta de que este había dejado de frotarse la espinilla, y lo que ella había pensado que eran protestas doloridas en realidad era una risa contenida, y mitigada por el peta.
Antes de poder averiguar de qué se reía un círculo en llamas la rodeó, y parecía no tener salida.
De alguna manera el chico se las había arreglado para colocar algún líquido inflamable en círculo justamente en el lugar donde ahora estaba la mercenaria, y las llamas eran tan altas que ella no podía escapar.


-Bien jugado, hermanito. ¿Pero de dónde has sacado la gasolina?










-¿La gasofa? Se la mangué a Uranior hace un rato. Tenía un montón de cosas muy divertidas en su mochila jaja. Le he quitado dinamita, gasolina, unas instrucciones que decían "cómo inmolarse si el plan sale mal", marihuana, por supuesto, y también le iba a chorizar un walky-talky muy chulo, pero estaba junto a una revista de prenatal que olía raro y tenía una sustancia blanca que he pasado de tocar; así que lo dejé en su sitio.

Kertch se quedó pensativo con aquella información. Cada vez sospechaba más de su hermanastro...

Antes de poder seguir preguntando, les llegó un grito terrorífico del interior del círculo de fuego, y los dos asintieron con la cabeza, pensando que su contrincante había sido abrasada por las llamas.


-Lástima... Estaba buena, y si no valía para un buen pete al menos tenía pinta de ser un buen peta.





-Eh... Sí, lo que tú digas, pero vamos a asegurarnos de que se ha quemado del todo.






Los dos hermanos se acercaron al círculo de fuego, pero allí vieron una sombra que todavía se movía en su interior.
Al cabo de un momento escucharon otro alarido, y para tremenda sorpresa de Kertch y Pyros la mercenaria salió de entre las llamas sin un rasguño y con los ojos rojos.
Ahora tenía una mirada desequilibrada y parecía un animal salvaje a punto de atacar.


-¡¡AAA
AARGG
HHH
OSSS VOYY
A
DESCUAR
TIZAA
ARRR!!!














Su velocidad y fuerza parecía haberse multiplicado por varias docenas, porque ahora los dos Naras estaban teniendo serias dificultades para esquivar sus golpes, llevándose aproximadamente la mitad de ellos.

Y lo peor es que llegaban con muchísima fuerza, y estaban provocándoles heridas graves por todo el cuerpo.

En un momento dado, Kertch pudo ver un extraño artefacto en su mano, que parecía una cachimba especialmente grande.
Durante los siguientes escasos segundos que tuvo para analizarla, reconoció el sello y la manufactura Suu en ella, además de un halo de poder legendario que parecía envolverlo, y recordó las palabras que su amiga Susan les había dicho tiempo atrás.



("En cuanto a las Reliquias, los documentos que he consultado decían que existen o existieron tres: La menos poderosa era conocida como EL CACHIMBORRIO, que, como su nombre indica, es una cachimba de inigualable belleza, y que encierra en su interior el poder de dotar a su portador con una invencibilidad casi total durante 4 caladas. El efecto de cada una de ellas no dura más de 5 minutos, por lo que se puede aspirar a 20 minutos, con un poder increíble")




El chico cayó en la cuenta de lo que eso significaba. Parecían haber sido capaces de sobrevivir 5 minutos, y efectivamente su enemigo estaba girándose para dar otra calada, pero no estaba seguro de poder aguantar otra oleada de ataques. Además, habían intentado golpearla con todo tipo de movimientos, y era cierto que parecía imvulnerable a todo mientras estaba colocada.


-¡¡¡¡¡¡Mierda!!!!!! ¡¡Pyros!! ¡¡Tiene EL CACHIMBORRIO!! ¡Tenemos que destruirlo o quitárselo antes dé que de otra calada o estaremos muertos!







Tal vez era demasiado tarde....

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