domingo, 12 de julio de 2009

Capítulo 11 El ataque de las mercenarias. ¡¡Aaaaay pajarraaca!!









Nara
Pyros






La frustración se podía respirar en cada centímetro cúbico de aire, Rythia no conseguía herir a Pyros y este no conseguía que ella le echara un poco de caso.


-Pero, ¿por qué no lo hablamos tranquilamente?.-Rythia volvió a cargar contra Pyros.-Ohh... vamos... estoy seguro de que podríamos llegar a un acuerdo.-Dijo mientras esquivaba un primer espadazo al costado.-Si me he fumado a algún familiar tuyo te lo compensaré...-El rubio dio un salto, elevando la cadera, para absorber la fuerza de un tremendo rodillazo a la boca del estómago.-Vamos... vamos... ya sé que estás enfadada, ¿qué tal una cita?, ¿te llevo al cine o algo?-Pyros movió rápidamente la rodilla para esquivar una veloz patada a los huevos.-Vale sé captar las indirectas, no te gusta el cine.

La rubia dio un fuerte empujón al nara, tumbándolo varios metros más atrás.

-Fiuuuf... si lo que querías es acostarte aquí conmigo solo tenías que pedírmelo.-Dijo mientras palmeaba el suelo que se encontraba a su derecha.




Lo único que consiguió Pyros por respuesta fue que casi le pisara la cabeza.
-"Es una chica difícil, tendré que utilizar todos mis encantos"-Dijo mientras se levantaba de un salto y se peinaba el pelo rubio hacia un lado.

Rythia dio media vuelta, volvió a localizar a su adversario, situado a un metro de ella, y, una vez fijado un nuevo blanco, dio una gran zancada hacia Pyros a la vez que utilizaba el impulso para lanzar un certero tajo al cuello. El rubio respondió al envite flexionando las rodillas y echando todo su cuerpo para atrás, pasándole la hoja por encima de su cara, para luego volver a ponerse recto y quedar a escasos centímetros de su atacante.


-Con que quieres un besito nena, bien, aquí tienes, pero te advierto, fumo tanto que creo adicción.




Pyros rodeó con sus brazos a la guerrera, agarrándose por las manos en su espalda para dejarla firmemente inmovilizada. Acto seguido intentó darle un beso, soltándola inmediatamente después para que una rodilla no le quitara la virilidad.
El ataque habría continuado de no ser porque, la armadura de la guerrera, cayó al suelo desatada.

-Eso me responde a la pregunta de para qué servía esta cuerda.-Dijo mirando a una cuerda de cuero arrancada que tenía en la mano derecha.-Seehh... Lo que sospechaba... son naturales.-Dijo cambiando de sitio la mirada.




-¡¡Eres!!... ¡Eres!...















Pyros se acercó lentamente a aquella rubia, sacando un enorme, grueso pero suave papel y con una sonrisa de oreja a oreja.

-Vamos tápate con esto, no me gustaría que te resfriaras por mi culpa.



Sorprendentemente, la rubia, no intentó esta vez nada contra Pyros, se quedó sentada y se tapó con la especie de manta que le traía Pyros. Posiblemente debido al cansancio y a que ya habría comprendido que no conseguiría derrotarle.

-Quédate aquí, acabo con tu jefa y vuelvo a terminar lo que empezamos.-Dijo guiñándole un ojo.
-Y no te pongas celosa, que sabes que tu siempre serás mi favorita.



Pyros se dio la vuelta y se puso a caminar rumbo a la peliroja, cuando la rubia le volvió a hablar.




-Por cierto, me llamo Rythia.
















Pyros se quedó parado durante el tiempo que duró la frase, asintió con la cabeza, y continuó andando, más adelante estaba su hermano, que ya había acabado también con su adversaria, y a juzgar por su sonrisa, de una forma muy similar a la suya.

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