
Nara
Pyros
La frustración se podía respirar en cada centímetro cúbico de aire, Rythia no conseguía herir a Pyros y este no conseguía que ella le echara un poco de caso.

La rubia dio un fuerte empujón al nara, tumbándolo varios metros más atrás.

Lo único que consiguió Pyros por respuesta fue que casi le pisara la cabeza. -"Es una chica difícil, tendré que utilizar todos mis encantos"-Dijo mientras se levantaba de un salto y se peinaba el pelo rubio hacia un lado.
Rythia dio media vuelta, volvió a localizar a su adversario, situado a un metro de ella, y, una vez fijado un nuevo blanco, dio una gran zancada hacia Pyros a la vez que utilizaba el impulso para lanzar un certero tajo al cuello. El rubio respondió al envite flexionando las rodillas y echando todo su cuerpo para atrás, pasándole la hoja por encima de su cara, para luego volver a ponerse recto y quedar a escasos centímetros de su atacante.
-Con que quieres un besito nena, bien, aquí tienes, pero te advierto, fumo tanto que creo adicción.
Pyros rodeó con sus brazos a la guerrera, agarrándose por las manos en su espalda para dejarla firmemente inmovilizada. Acto seguido intentó darle un beso, soltándola inmediatamente después para que una rodilla no le quitara la virilidad.
El ataque habría continuado de no ser porque, la armadura de la guerrera, cayó al suelo desatada.


Pyros se acercó lentamente a aquella rubia, sacando un enorme, grueso pero suave papel y con una sonrisa de oreja a oreja.

Sorprendentemente, la rubia, no intentó esta vez nada contra Pyros, se quedó sentada y se tapó con la especie de manta que le traía Pyros. Posiblemente debido al cansancio y a que ya habría comprendido que no conseguiría derrotarle.

-Y no te pongas celosa, que sabes que tu siempre serás mi favorita.
Pyros se dio la vuelta y se puso a caminar rumbo a la peliroja, cuando la rubia le volvió a hablar.

-Por cierto, me llamo Rythia.
Pyros se quedó parado durante el tiempo que duró la frase, asintió con la cabeza, y continuó andando, más adelante estaba su hermano, que ya había acabado también con su adversaria, y a juzgar por su sonrisa, de una forma muy similar a la suya.
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