domingo, 12 de julio de 2009

Capítulo 11 El ataque de las mercenarias. ¡¡Aaaaay pajarraaca!!









Nara
Pyros







La situación era crítica, si no conseguían arrebatarle EL CACHIMBORRIO de poder probablemente no sobrevivirían a otro envite como el que acababan de recibir, y aún les quedarían dos caladas más. No podía desaprovechar la oportunidad, después de la segunda calada seguramente se encontrarían muertos o tan machacados que les resultaría incluso imposible arrebatarle el chupete a un bebé.

Pyros miró a su hermano, la acometida le había dejado a varios metros de él, bastante más alejado de la pelirroja. Si alguien podía evitar que se diera aquella calada, ese era Pyros. Consciente de que era el más cercano al rival y que, por lo tanto, todo dependía de él, Pyros corrió hacia la mercenaria, ahora agachada, a escasos instantes de dar una nueva calada. Con el cuerpo magullado, y destrozado, Pyros no pudo correr tan rápido como esperaba, no iba a llegar a tiempo. Tenía que pensar rápido una solución.

Pyros miró a la pelirroja, estaba a escasos metros de él. No la podía ver con claridad, pues estaba atardeciendo y el sol le daba de cara. Agachó la mirada para protegerse de los rayos a la vez que se preparaba para dar un salto, con la esperanza de alcanzar a su objetivo y arrebatarle EL CACHIMBORRIO, entonces fue cuando vio claro lo que debía de hacer. Debido a la posición del sol su sombra y la de la muchacha se encontraban pegadas, un momento ideal para un nara. De esta manera consiguió inmovilizarla justo a tiempo, antes de que diera una calada.

Parecía que el plan había resultado, Kairos aún no había dado la calada y se encontraba a merced de los movimientos de Pyros. Pero había algo que se le había escapado a sus cálculos, si Pyros le daba una calada a su peta, Lady Kairos haría lo mismo con EL CACHIMBORRIO. Consciente de la situación, Pyros tomó la única decisión que podía tomar en aquel momento, cerró los ojos e intentó aguantar todo el tiempo que pudo sin fumar, Kertch ya había empezado a correr hacia Kairos, era solo cuestión de tiempo.


-Me sacrificaré por mis compañeros.
-Dijo mientras una lágrima le caía por la mejilla.-Esto va a doler...





Pyros aguantó lo que para él fueron los minutos más largos de su vida, sabía perfectamente que cada segundo de tiempo, que pudiera darle a su hermano para derrotar a Lady Kairos, contaba.

Al final no pudo más, dando una larga calada a su peta, alivió su tormento. A juzgar por el tiempo que creía haber aguantado, debía de ser de noche. Abrió lentamente los ojos, no quería ni imaginarse lo que habría hecho su hermano con la totalmente inmóvil muchacha en todo el tiempo que le había dado, si algo sabía hacer Kertch era aprovechar cada segundo en un combate.

Para sorpresa de Pyros, todo alrededor suya seguía exactamente igual, a excepción de su hermano, que había dado el primer paso de su carrera hacía Lady Kairos.

-¡¡¿PERO ES QUE NO ERES CAPAZ DE AGUANTAR MÁS DE MEDIO SEGUNDO SIN FUMAR?!! ¡¡SERÁS...





La bronca quedó interrumpida, Lady Kairos, ahora con renovado poder, volvía a la carga, haciendo honor al poder de EL CACHIMBORRIO. Había conseguido deshacerse de la atadura de la sombra de Pyros como si de hilos se tratase, era literalmente imparable. Incapaz de mantener a su contrincante por más tiempo atrapada, Pyros recogió su sombra y recibió la primera oleada de mazazos de la peliroja.

Ahora el plan era claro, aguantar como sea. Los dos hermanos empezaron a hacer copias, cualquier cosa con tal de aguantar unos minutos más. A pesar de que las copias cumplían su objetivo y confundían a la mercenaria, tampoco suponían una gran ayuda, eran exactas copias de sus autores, pero mucho más débiles, y Lady Kairos tardaba escasos segundos en alcanzarlas y destrozarlas.


Mientras Kairos se entretenía destrozando las copias de Kertch y suyas, Pyros, se acercó al lugar donde se encontraba Hino y empezó a sacudirlo.

-¡¡Vamos amigo!! ¡¡No puedes dejarme en un momento así!! ¡¡Levanta, usa tu chinakugan!! ¡¡¡¡NECESITO SABER LOS INGREDIENTES DE ESA CACHIMBAAA!!!!




-Mogue... mogue... boing... boing...





Era inútil, ni las desesperadas sacudidas de Pyros pudieron sacar a Hino de su profundo sueño. Parecía un zombie, con los brazos extendidos y abriendo y cerrando las manos, como si estuviera cogiendo algo.

Pyros miró al lado, donde se encontraba, también en sueños, Uranior.

-¡Muere muere!, ¡púdrete en el infierno Michael Jackson!, ya no me quitaras a ningún niño más muajajajajaa...




Aterrado, Pyros salió corriendo de nuevo hacia la pelea, la muerte era mejor que aquello.



Kertch intentó llevar la pelea a la parte más frondosa del bosque, con el fin de intentar obstaculizar sus golpes y que les fuera más sencillo esconderse, ganando así algo de tiempo, pero cuando tu enemigo tiene el poder de arrancar los árboles de un mazazo, el tiempo que se gana con esa estrategia es casi nulo.
Pyros, a su vez, intentó de diversas maneras hacerse con la receta de EL CACHIMBORRIO, lo intentó por el olor, demasiados aromas. Por las cenizas, pero las únicas que dejaba eran las del carbón, y eso no le servía de nada. Intentó preguntárselo, pero la respuesta no fue muy educada. Intentó robarle EL CACHIMBORRIO, intentando distraerla con juegos malabares, con porros, realizados por sus copias, pero al final siempre era él el que se distraía fumándoselos.

Consciente de que no conseguiría la receta, al menos no amistosamente intentó, en varias ocasiones, enrollar y fumarse a Kairos. La atacó en grupo, solo, babeando o simplemente gritando, con trampa en el suelo o por el aire, pero el resultado era siempre el mismo, un doloroso y contundente mazazo.




Los ataques de fuego y viento realizados conjuntamente, parecían no dañar a la mercenaria, sino todo lo contrario, la ponían más furiosa y atacaba con más fuerzas.

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