jueves, 25 de junio de 2009

Capítulo 10. ¡¡Batalla en el templo ancestral Suu!! ¡¡El camino para ser un porreta legendario!!






Nara Kertch













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Kertch no daba crédito a lo que veían sus ojos. Kratos acababa de lanzar volando a su hermano con tantísima fuerza que este había desaparecido totalmente en el horizonte, y parecía llevar energía cinética para varias horas de "vuelo" antes del aterrizaje forzoso.

El líder espartano dio dos palmadas, ignorando a todos los que estaban en la playa y se fue tarareando una melodía que parecía un canto de guerra.

En ese tiempo Kertch no se había fijado en Uranior e Hino, pero cuando se giró se dio cuenta de que Uranior estaba tirado en la arena semi-inconsciente por el golpe de Kratos, del que le habían llegado las brutales ondas del choque mientras Pyros le agarraba y luego había caído varios metros al soltarle el rubio.
Hino estaba nadando desenfrenadamente, y llevaba varios metros.
Kertch suspiró y puso los ojos en blanco, recogió a su hermanastro y usó el tobidasu para volar por encima de Hino y "pescarlo" del cuello de la camiseta mientras este pataleaba.

Esperaba llegar a tierra firme cuanto antes y comunicarse telepáticamente con su hermano para ver dónde estaba.
Por el aire, pudo reconocer la misteriosa Isla Espejismo, con su suelo y sus paredes de cristal... Algo en aquel lugar le daba escalofríos, y su intuición le decía que algún día habrían de volver a pisar su suelo acristalado para desentrañar sus misterios.

Después de muchas horas de vuelo, notó que se le acababa el chakra, pero afortunadamente ya estaba llegando al continente. Concretamente al país del té.

Allí unos bosques inmensos de bambú poblaban todo el territorio, por lo que tuvo que posarse en el tronco de uno especialmente grande para reposar y depositar en el suelo a sus pasajeros.
Mientras recobraba el aliento, miró en derredor, pero no encontraba ninguna diferencia entre el paisaje cercano y el que se veía más a lo lejos.

Parecía aquello un inmenso e ilimatado desierto de bambúes, y le preocupaba la idea de no poder salir de allí hasta que su chakra se recobrara.
Se giró hacia los chavales y les preguntó cómo estaban.


-Estoy bien, pero deberíamos buscar un sitio donde buscar la noche... Y algo de comer, a ser posible. Me muero de hambre, jeje...








-Seh... Y algo de fumar. ¿Has conseguido tranquilizar ya al borrico de tu hermano? Así no hay manera de explicarle que fue un accidente.







-Lo estoy intentando, pero parece estar demasiado lejos. No hay forma de conectar con él, aunque también puede que esté demasiado cansado.
Está bien, Uranior, movámonos.




Y los tres empezaron a caminar por el bosque. Llevaban un buen rato ya de andadura cuando de pronto el bosque se despejó y una gigantesca estructura se apareció delante de ellos.
Tenía forma de cilindro, y sus colores recordaban a los de un porro; pero claramente parecía un edificio que tenía muchos milenios de antiguedad, por lo que estaba ostensiblemente deteriorado.



-Vaaaalla... Esto sí que es un buen porraaco...






Sujetando al chico para que no se avalanzara sobre la construcción, hizo un gesto a Uranior, que contemplaba todo muy callado, para que lo acompañara, y los tres se adentraron en el interior del edificio.
Con algo de retraso, le llegó al fin conexión mental con Pyros, que había oído de alguna manera la intervención de Hino. Kertch le indicó dónde estaban y esperó a que el rubio apareciese de un momento a otro, aunque no comprendía muy bien cómo, y este tampoco se lo había revelado.

Se estaba fijando en unas letras extremadamente borrosas y prácticamente ilegibles escritas en el marco de la construcción cuando escuchó un grito que provenía del techo del edificio.

-¡¡Alto ahi!! ¡Deteneos inmediatamente! ¡Este templo es sagrado! ¡Un paso más y seréis fumados!

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