lunes, 1 de marzo de 2010






Nara Kertch












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Kertch se encontraba herido de gravedad, y eso que el combate con su oponente había durado solo unos minutos. Se dio cuenta de que tenía que pensar algo rápidamente o moriría a manos de aquel tipo.

Apoyó una rodilla en el suelo, tratando de levantarse. Escupió algo de sangre y notó la mirada divertida del otro desde arriba. Podía sentir a su alrededor a sus seres queridos dándole fuerzas para enfrentarse a aquello.

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-Que comience la diversión.







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-¡¡PERO SERÁS MAMONAZO!! ¡¿TE PARECE QUE ME ESTOY DIVIRTIENDO?! ¡QUITAME A ESTE ROBOT MARICÓN OBSESIVO DE ENCIIIMAAAA!




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-¿Quieres que te haga un masaje? Puedo contarte otro acertijo mientras jeje.
Pero vamos a una zona más tranquila mejor...














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-Hijo. Me alegra saber que estás vivo y en forma. Espero que podamos vernos algún día...













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-¡¡ Pyros!! ¡¡Gracias por avisarme!! ¡¡Ya me lo iba a perder, campeón!! ¡Barney el porrosaurio bieeeeeeeeeeen!









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Uno a uno, los recuerdos iban llegando a su cabeza... Sus amigas lesbianas, Leónidas, Kratos, Folgore... Las personas que habían formado parte de sus aventuras durante los últimos meses y le habían enseñado cómo hacerse fuerte.
Kertch apoyó la otra rodilla y empezó a levantarse con una leve sonrisa en la cara.


-Tu suerte se ha terminado, tipejo.






Y antes de recibir respuesta, esgrimió los porro-espada, inclinó el cuerpo y lanzó una estocada doble contra las piernas del oponente, que pudo esquivar por una fracción de segundo.


-¡Pero qué...! ¿¡De dónde sacas esa fuerza!?











Kertch volvió a elevarse en el aire con su Tobidasu, y desde allí lanzó un potente chorro de viento contra su oponente. Sin embargo éste lo bloqueó fácilmente con la espada y volvió a hacerla brillar.



-Como quieras... Esperaba que fueras lo bastante listo como para saber cuándo rendirte, pero en fin... ¡¡¿Quien fuma?!! ¡¡EL PUMA!! ¡Modo Fuego! ¡Katon: Técnica del dragón ígneo!








Kertch vio venir hacia él un gigantesco dragón de fuego, y fue capaz de esquivarlo por poco. Sin embargo, la criatura en llamas no pasó de largo, sino que giró sobre sí misma y se lanzó de nuevo contra un sorprendido Kertch, que no esperaba una invocación "teledirigida" contra él.

Después de perseguirle durante mucho tiempo, el ataque le alcanzó de lleno con una potencia debastadora, y lo lanzó contra uno de los muros de la fortaleza, que se hizo añicos al momento.

Kertch volvió a levantarse, cubierto de heridas y quemaduras, y alzó el vuelo nuevamente, preguntándose cómo era posible que el Jutsu lo persiguiera sólo, cuando Nathaniel no había movido las manos en ningún momento ni había hecho gestos para controlarlo. Entonces se le ocurrió una idea y decidió ponerla en práctica.

Con una rapidísima finta en el aire, esquivó a Nathaniel, pasó por su lado y giró sobre sí mismo para situarse a su espalda. Lo agarró apretándolo con fuerza por los hombros para inmovilizarlo contra su propio cuerpo y levantarlo en el aire, pero su enemigo no se lo permitió, y logró zafarse de él con un duro codazo que lo alejó varios metros.

El peliazul soltó una carcajada y su espada volvió a brillar.




-¡JAJAJAJA! Todavía en pie de guerra... Eres bastante terco, ¿lo sabías? Pero como no quiero alargar más tu sufrimiento, creo que voy a ponerle de una vez por todas el punto y final a este combate.






Nathaniel cerró los ojos, aparentemente concentrando una enorme cantidad de chakra en aquél movimiento, y luego alzó su espada brillante apuntando directamente al Nara. Del arma surgieron cinco dragones, cada uno de un elemento: fuego, agua, tierra, rayo y viento, todos ellos volando como flechas directos contra Kertch.

Éste evaluó el poder de cada uno de los dragones y decidió que si eran como el anterior, y podían perseguirlo, sólo habría una forma de salir vivo de aquello.

Esbozó una sonrisa de maníaco, y Nathaniel llegó a pensar que había perdido el juicio al verle volar directo contra los dragones, en vez de escapar de ellos.


-¡¡YIIIIIJA!! ¡VENID A MI, LAGARTIJAS CON ALAS!






Y las lagartijas llegaron. Nathaniel lo vio estrellarse contra ellas, una a una, sin comprender por qué había ido en busca del suicidio tan decididamente, hasta que comprendió lo que su contrario estaba haciendo.

Kertch se chocó en primer lugar con el dragón de elemento Agua, después de decidir que era el menos dañino de los cinco. Un mazazo acuático le dejó sin respiración, haciendo que se arrepintiera por un instante de la decisión, pero sin perder tiempo esquivó el dragón de Tierra y se lanzó de cabeza a estrellarse contra el de Fuego. Al estar empapado todo su cuerpo del ataque anterior, las quemaduras no fueron tan graves como en los anteriores ataques, y entonces Kertch sacó el hombro y propinó un placaje al dragón de Tierra, que le destrozó el hombro y a punto estuvo de rompérselo. El cuerpo se le llenó de barro y tierra, antes de que el dragón de Rayo se lanzase a por él, y abajo Nathaniel gritó de rabia al comprobar que el Nara seguía vivo. Con movimientos bruscos y coléricos, pudo verle invocar otros cinco dragones y a estos lanzarse contra él, pero todavía tardarían un segundo en llegar hasta él. En ese momento Kertch se dio cuenta de algo.

Su idea era esquivar el dragón de Rayo y lanzarse en picado contra el suelo, para hacer una toma de tierra y reducir lo máximo posible el voltaje, pero se sorprendió al ver que después de esquivar a la criatura, esta seguía de largo... directa hacia Nathaniel.


-¡¡Pero qué demonios...!! ¡¡NOOO!! ¡¡NO ES POSIIIIBLE!!










Kertch sintió cómo una sonrisa creciente se le dibujaba en el rostro al comprender lo ocurrido, y por poco pudo contener una carcajada de asombro.


-¡¡JAJAJAJAJAJA!! ¡Pero mira que eres estúpido!






El dragón de Rayo fue el primero en alcanzar a Nathaniel, a pesar de sus intentos por esquivar y repeler a la criatura con su arma legendaria. Después, carbonizado por la sacudida de miles de voltios recibida, vio impotente cómo los otros cinco dragones se lanzaban contra él, y lo alcanzaban uno tras otro, causandole quemaduras, contusiones, heridas profundas y todo tipo de lesiones que lo derribaron contra el suelo.

Kertch descendió suavemente y caminó con tranquilidad hacia su adversario, saboreando el momento, la lógica y la suerte que le habían ayudado a salir victorioso de ese asalto.


-Definitivamente eres tonto o tienes la memoria de un besugo... Personalmente me inclino por lo segundo, jajaja. Evidentemente tú tenías que conocer la naturaleza de tu propia técnica. Primero clavas la espada legendaria en tu oponente, y después "sellas" su sangre en la hoja, de forma que tus jutsus desde ese momento vayan "teledirigidos" hacia la sangre guardada, en este caso la mía, que además yo tenía cubriendo todo mi cuerpo. Pero, pedazo de zopenco, ¿no caíste en que cuando intenté agarrarte para levantarte en el aire te estabas manchando con la sangre de mis brazos y el resto de mi cuerpo? Desde ese momento ambos eramos objetivos de tus técnicas...

Nathaniel levantó a duras penas la cabeza del suelo y miró con ira contenida al peliverde. Entonces sus ojos dejaron de expresar furia por un momento, abriéndose completamente al comprender lo que había ocurrido.

-Exacto, estúpido. Veo que ahora lo entiendes... Cuando me estrellé contra el dragón de Agua, y consecutivamente con los de Fuego y Tierra, la sangre de mis ropas y que cubría mi piel se limpió, por lo que el objetivo que más apestaba a dicha sangre eras tú.
Pff... Derrotado por tu propia técnica... ¿Puede haber algo más triste?




-Aaarghh... esto.... todavía... no ha.... acabado...









Y era cierto, porque fue en ese momento cuando todo comenzó a complicarse...

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