miércoles, 24 de marzo de 2010






Nara Kertch












-------------------------- ----------------------------- ----------------

La monstruosa criatura no daba tregua. Además, Kertch no sólo debía preocuparse de esquivar los ataques y embestidas del monstruo, sino que también debía empujar y cargar con su hermano constantemente, que parecía indiferente a morir aplastado por el gordo bicho.

- GORDINFLAS COMEEEER!!! GORDINFLAS APLASTAAAAAR!!! Y GORDINFLAS VOLVER A COMEEEEER!!!












-¡¡Maldita sea, Pyros, muevete!! ¡¡No puedo cargar con los dos todo el tiempo y además enfrentarme a esa cosa!!








-No... yo... merezco morir... salvate tú, que nunca has dejado un peta sin fumar... yo no lo merezco... oh, dios mío... ¿qué pensaría Jack si viera lo que he hecho?... le he... fallado... me he fallado a mí mismo...



Kertch no tenía tiempo para darle dos bofetadas a su hermano y espabilarlo. Gordinflas dio un salto y cayó contra el suelo haciendo que toda la estructura de la torre se tambalease brutalmente. Kertch logró esquivarlo con una voltereta, se encaró a la criatura y decidió que debía concentrar su atención en él para salvar a su hermano.


-¡Eh! ¡Bola de sebo andante! ¡Intenta comerme a mí! ¡Vamos! ¡¡Comeme!!






Kertch era consciente del peligro que tenía aquella maniobra. Había visto una vez a un chiquillo usar una versión muy parecida de la frase con su hermano, y el resultado había pasado a los anales de la historia Suu como una de las más terribles masacres fumetas registradas.

Gordinflas dirigió su mirada hambrienta hacia él, con los ojos desorbitados de pura ansia y se lanzó implacable contra él tan rápido como sus rollizas piernas le permitían. Kertch supo que no podria detener ese ataque a menos que hiciera algo muy desagradable. Había evitado por todos los medios hacerlo, pero...

-Es increíble... he derrotado al comandante máximo de la Liga, me he enfrentado a su versión desbocada por el poder oscuro del peta. todo ello sin recurrir a transformarme en superyonki, y ahora tengo que hacerlo por un gigante obeso que en condiciones normales podría vencer fácilmente.
Maldición... estoy demasiado cansado.




Kertch redujo uno de sus porro-espada a su tamaño y forma original. Con un candelabro situado en una de las esquinas lo encendió y se lo llevó a la boca con cara de absoluta resignación.

Gordinflas inclinó el tronco para embestir como lo haría un toro, mientras balbuceaba algo de que era una vaca hambrienta. Su cabeza se frenó en seco al impactar contra una durísima espada que ahora Kertch sostenía fácilmente, con una sonrisa de superioridad y un aura de luz verdosa a su alrededor.


-Parece que es la hora de tu San Martín, cerdito.






Empujó el arma hacia adelante, mientras un sorprendido Gordinflas retrocedía, aplastado por una fuerza debastadora a la que nunca se había enfrentado. Kertch desvió con la hoja el cuerpo del monstruo, que se dio de bruces contra el suelo, provocando un enorme cráter al impactar con la cabeza.

Kertch se giró hacia él y dio dos cortes al aire, que silbó estridentemente mientras dos ondas de energía avanzaban hacia Gordinflas seccionandolo en una cuchillada con forma de equis.

El gigante bramó con todas sus fuerzas antes de que su cuerpo se partiera en cuatro trozos, y los pedazos cayeron al suelo causando otro estruendo. El peliverde se giró hacia Aaron, el petakage, que lo miraba blanco de miedo y asombro.

-¡¡No!! ¡Tú... no deberías ser capaz de hacer eso! ¡Ni siquiera estás controlado por el Yonko! Es imposible que tengas ese nivel de poder tan pronto... ¡¿Cómo demonios?!









-Puedes ir diciendo tus últimas palabras, viejo. Este combate ha terminado.





-JAJAJAJAJA, ¿eso crees? ¡De ninguna manera! Esto sólo acaba de empezar. Si no puedo derrotarte, al menos me aprovecharé de esa fuerza... y de paso acabaré con tu molesto hermanito.
¡¡Poder de LA CHINA!!







-No... eso no puede ser... todavía estás controlando a los soldados de ahí fuera... y aunque los soltases ahora de golpe, deberías estar demasiado agotado como para... ¡¡Un momento!! ¿Cómo has podido controlar a tantos soldados a la vez? Se supone que LA CHINA te obliga a controlarlos de uno en uno. A no ser qué.... ¡¡NO, MIERDA!!



Kertch miró un segundo el monolito de color verdoso que Aaron tenía detrás y comprendió que estaba perdido. Un momento después notó en su mente un fogonazo de luz y después todo se volvió negro.

El Kertch controlado por Aaron miró fijamente a Pyros, con orden de aniquilarlo. El Petakage, tras él, sonrió y dio una única orden a su esclavo.


-Mátalo.









Kertch se lanzó contra Pyros a toda velocidad, aún rebosante de poder en estado de Superyonki, mientras el rubio le veía venir con la mirada perdida e indiferente a todo.


-Si... supongo que lo mejor es que me mates tú. Al menos así tendré una muerte digna...





Detrás, el Petakage reía y se frotaba las manos.

-¡¡SIII!! Por fin... después de tanto tiempo, mi venganza se verá cumplida... Debo acordarme de darle las gracias a mi queridísimo hijo por sacarme del pasado justo a tiempo... Ese pequeño es adorable.







Al escuchar las palabras "sacarme del pasado" algo se activó en la mente de Pyros. Un chispazo de luz al final del túnel....
Tenía que asegurarse de haber oído bien.

Kertch lanzó dos ondas cortantes que se desplazaron por el aire a toda velocidad. Pyros consiguió esquivar la primera, pero la segunda le alcanzó de refilón en el costado, provocándole un tajo de profundidad considerable que empezó a sangrar. Pero al rubio eso parecía no importarle. Se giró hacia el Petakage, mientras trataba de esquivar sin mucho éxito los ataques de su hermano.


-¿Has dicho... "sacar del pasado"? ¿Qué significa eso?







-Aunque te lo diga no vas a poder escapar de tu hermano en su nivel de Superyonki, así que supongo que podría decírtelo, jejeje. Lo cierto es que... De alguna forma Uranior viajó al pasado y me rescató justó antes de ser fumado. El viaje en el tiempo causó alguna distorsión en el plano temporal y mi ser se duplicó por algún motivo. El que tú te fumaste era yo, pero entonces no tenía en mi poder LA CHINA. Ahora nada ni nadie puede detenerme.




Aquellas palabras fueron cayendo sobre Pyros como una bendición, de forma que, con ellas, a cada segundo su cuerpo se erguía un poco más. Cada vez con mayor confianza en sí mismo, mientras recuperaba su fuerza. De un salto esquivó una cuchillada letal de Kertch y dio una larga calada al peta que tenía entre los labios, sonriente.


-¿Sabes qué? Nunca deberías dar por fumado un peta... antes de darle la última calada, querido tío...

1 comentario:

  1. esto es una mierda!
    la frikipedia no tenia k poner enlaces a estas tontunas, imbéciles

    ResponderEliminar