jueves, 11 de marzo de 2010









Nara
Pyros






Pyros yacía arrodillado en el suelo, cabizbajo, incapaz de levantarse y plantar cara, mientras, en el exterior, Kertch observaba cómo su adversario se desingraba con una violenta explosión, explosión que le lanzó directamente al interior de la sala en la que se encontraban Pyros y el petakage.

-¿Todo va bien hermano?, he notado una perturbación en el peta... bueno ahora supongo que todo da igual... al fin y al cabo soy uno de ellos... -Dijo agachándo aún más su cabeza.






Kertch tardó unos segundos en entender, en parte, lo que pasaba en aquella habitación, eran demasiadas noticias nuevas y demasiados cabos sueltos como para procesarlo todo automaticamente. Había aún una cosa que no le encajaba, y que seguramente era la clave de todo, que hacía Aaron allí.



-Bien, bien... al fin todos aquí rehunidos, veo que mis guardias no han sido capaces de deteneros, ¡escoria!, pero da igual, pronto todo estará como debía de haber estado desde un principio.

















Y sin esperar a que le devolvieran el saludo, se lanzó espada en mano, hacia Kercth, que se encontraba atendiendo a su gravemente herido hermano. A duras penas consiguió esquivar el ataque para luego contraatacarlo con un poderoso chorro de aire, mientras seguía tratando de hacer entrar en razón a su hermano.


-Vamos... no te rindas ahora... tienes que luchar... -Dijo mientras le tiraba de un brazo para intentar ponerlo de pie.








-¿Y de qué serviría?, todos los valores sobre los que he construído mi vida acaban de venirse abajo... ¡déjame!, no merezco ni llamarme porreta... ¡¡¡LO SIENTO JACK!!! ¡¡¡¡LO INTENTÉ PERO HE FRACASADO!!!! -Dijo zafándose del agarre de Kertch, que lo mantenía alzado por el brazo, cayéndo de nuevo al suelo de rodillas.






-Ajajaa al fin uno que ha entendido lo inútil que es enfrentarse a mí, deberías de hacer caso a tu hermano Kertch, o... ¿debería de llamarte Yonko?. No creas que he olvidado tan pronto que intentaste fumarte a mi villa, y a mi con ella. Por eso que he planeado esta venganza, venganza que está a punto de ser acabada. -Y junto con estás palabras, Aaron, sacó un pequeño artilugio con un botón rojo en medio. -Despediros, Gordinflas acecha. -Dijo pulsando aquél diminuto botón.












-¡¿Qué demonios?!.










El suelo comenzó a temblar y a emitir crujidos, las paredes parecían moverse, de hecho, una de ellas lo hacía. La pared del fondo, estaba elevándose sobre el suelo, como si de una puerta gigante se tratara. Detrás de ella se dibujaba, cada vez más entera, la silueta de lo que parecía ser una esfera.

Cuando la pared estaba completamente alzada, dejándo un enorme pasadizo entre habitáculo y habitáculo, la enorme figura dio un paso hacia delante, y como si de un seismo se tratase, empezaron a caer trozos de techo por toda la habitación con cada uno de sus movimientos, acompañados siempre, por la misma palabra: "Comer".



En una habitación no muy lejos de allí, Hino daba todo lo que tenía por derrotar a su adversario, Jerjestron. Sabía que esta era una oportunidad única para vengarse de todas las vejaciones que había sufrido a sus manos y para demostrar que con él no se jugaba.



-¡Prepárate!, ahora hay algo personal entre nosotros.






Hino sabía que esa lucha iba a ser bastante dura, no sabía de lo que era capaz ese robot y las energías empezaban a faltarle por el agotador combate anterior, del que por poco no sale con vida.

Hino esquivaba a duras penas las devastadoras embestidas de aquella máquina viola niños mientras pensaba la forma de poder hacerle frente, buscaba algún punto débil que poder explotar.
Toda la circuitería estaba bastante bien protegida y aislada, no parecía ser vulnerable ni al agua ni a ataques superficiales. Si quería derrotarlo debería de poder traspasar la capa superior de protección, pero en el nivel de porreta en el que aún se encontraba le era imposible fumar metal.

El joven porreta miró a su alrededor, en busca de algo con lo que defenderse, no esperaba encontrar un arma muy afilada, pero si algún palo con el que abollar la armadura robótica de Jerjes, pues con su kunai no iba a hacerle más que rasguñitos.






Gordinflas se acercaba cada vez más rápido a la pareja de hermanos, su cuerpo oscilaba de derecha a izquierda para mantener el equilibrio cada vez que daba un paso. Cuando estuvo a la distancia correcta dio un manotazo al par de naras. Kertch con un ágil salto propulsado por chorros de aire, Pyros sin embargo no se inmutó, quedándo atrapado por la enorme mano del inmenso ser. Estaba a punto de ser engullido cuando, la porroespada lanzada por su hermano, impactó en la mano de Gordinflas, clavándosele hasta la empuñadura. El enorme monstruo soltó con un grito a Pyros y se llevo la mano a la boca, para chupar la sangre que salía de la profunda herida.

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