
Nara
Pyros
Pyros yacía arrodillado en el suelo, cabizbajo, incapaz de levantarse y plantar cara, mientras, en el exterior, Kertch observaba cómo su adversario se desingraba con una violenta explosión, explosión que le lanzó directamente al interior de la sala en la que se encontraban Pyros y el petakage.

Kertch tardó unos segundos en entender, en parte, lo que pasaba en aquella habitación, eran demasiadas noticias nuevas y demasiados cabos sueltos como para procesarlo todo automaticamente. Había aún una cosa que no le encajaba, y que seguramente era la clave de todo, que hacía Aaron allí.

Y sin esperar a que le devolvieran el saludo, se lanzó espada en mano, hacia Kercth, que se encontraba atendiendo a su gravemente herido hermano. A duras penas consiguió esquivar el ataque para luego contraatacarlo con un poderoso chorro de aire, mientras seguía tratando de hacer entrar en razón a su hermano.




El suelo comenzó a temblar y a emitir crujidos, las paredes parecían moverse, de hecho, una de ellas lo hacía. La pared del fondo, estaba elevándose sobre el suelo, como si de una puerta gigante se tratara. Detrás de ella se dibujaba, cada vez más entera, la silueta de lo que parecía ser una esfera.
Cuando la pared estaba completamente alzada, dejándo un enorme pasadizo entre habitáculo y habitáculo, la enorme figura dio un paso hacia delante, y como si de un seismo se tratase, empezaron a caer trozos de techo por toda la habitación con cada uno de sus movimientos, acompañados siempre, por la misma palabra: "Comer".
En una habitación no muy lejos de allí, Hino daba todo lo que tenía por derrotar a su adversario, Jerjestron. Sabía que esta era una oportunidad única para vengarse de todas las vejaciones que había sufrido a sus manos y para demostrar que con él no se jugaba.

Hino sabía que esa lucha iba a ser bastante dura, no sabía de lo que era capaz ese robot y las energías empezaban a faltarle por el agotador combate anterior, del que por poco no sale con vida.
Hino esquivaba a duras penas las devastadoras embestidas de aquella máquina viola niños mientras pensaba la forma de poder hacerle frente, buscaba algún punto débil que poder explotar.
Toda la circuitería estaba bastante bien protegida y aislada, no parecía ser vulnerable ni al agua ni a ataques superficiales. Si quería derrotarlo debería de poder traspasar la capa superior de protección, pero en el nivel de porreta en el que aún se encontraba le era imposible fumar metal.
El joven porreta miró a su alrededor, en busca de algo con lo que defenderse, no esperaba encontrar un arma muy afilada, pero si algún palo con el que abollar la armadura robótica de Jerjes, pues con su kunai no iba a hacerle más que rasguñitos.
Gordinflas se acercaba cada vez más rápido a la pareja de hermanos, su cuerpo oscilaba de derecha a izquierda para mantener el equilibrio cada vez que daba un paso. Cuando estuvo a la distancia correcta dio un manotazo al par de naras. Kertch con un ágil salto propulsado por chorros de aire, Pyros sin embargo no se inmutó, quedándo atrapado por la enorme mano del inmenso ser. Estaba a punto de ser engullido cuando, la porroespada lanzada por su hermano, impactó en la mano de Gordinflas, clavándosele hasta la empuñadura. El enorme monstruo soltó con un grito a Pyros y se llevo la mano a la boca, para chupar la sangre que salía de la profunda herida.
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