martes, 28 de abril de 2009

Capítulo 9 ¡¡Esto es Esparta!!









Nara
Pyros








Y pusieron así, la extraña pareja (un rubio y un calvo), rumbo a la plaza principal. Como es normal en dos amigos que llevan mucho tiempo sin verse, iban charlando de todo lo que se les venía a la cabeza.

-Hay mucho persa por ahí suelto, tenemos que estar pendientes, un despiste y ¡Zas!, buenas costumbres como incendiar la casa a tu mejor amigo, pegar a tus hijos o solucionar las disputas a ostias siguiendo el antiguo dicho de: "para que vamos a discutir si lo podemos resolver a puñetazos" se van a la mierda.


Pyros asintió con aire de aprobación.


-Estáis hechos unos filósofos, creo que os caería bien la cultura suu.




Caminaron y caminaron por calles amplias y bien señalizadas, según Kratos, para que ningún enemigo se perdiera, hasta que al fin llegaron a la plaza central. Una enorme cantidad de personas se agolpaban en la plaza y en los alrededores, nadie quería perderse aquél espectáculo. Las afortunadas familias, con un balcón que diera a la plaza, se encontraban fuera, observando desde la altura el espectáculo.

Poco a poco fueron avanzando, a base de patadas, hasta la primera fila, donde se encontraba Leónidas y otra persona, un poco más bajita, que se encontraba encogida, lo que acrecentaba la sensación de contraste entre alturas, al borde del pozo.



-Ahora comienza el espectáculo, ahora Leónidas comenzará el ritual, atento, no te pierdas ningún detalle.







Kratos y Pyros callaron, el espectáculo-deporte iba a comenzar, en la plaza se hizo el silencio, todos acercaron sus cabezas, expectantes. Toda la atención se centro el las dos personas que se encontraban al lado del pozo, mirándose, una inquisidoramente y la otra atemorizada y temblorosa.

En esa situación pasaron los próximos cinco minutos hasta que, Leónidas, aburrido no pudo más y gritó.


-¡¡¡¡PERO ES QUE NADIE LE HA INFORMADO DE NUESTRAS CONSTUMBRES!!!!, ¡¡¡nadie le ha dicho qué decir!!!.








Se hizo de nuevo el silencio, al final, un espartano se atrevió a responderle.

-Le dijimos lo que tenía que decir, pero parece no habernos hecho caso.


Leónidas volvió a girar la cabeza y miró a su víctima con furia y frustración, con la respiración agitada dijo en el tono más suave y amable que le fue posible.




-Tú solo dí: "This is madness", el resto déjamelo a mí.







El persa negó levemente con la cabeza.




-Bueno, pues dí solamente madness








El persa volvió a negar tímidamente con la cabeza. Los músculos de la cara de Leónidas se contrajeron y empezó de nuevo a gritar.

-¡¡¡¡PERO SERÁS PERSA!!!!, ¡¡QUÉ TE CREES QUE POR SER NUESTRO INVITADO TE VAMOS A CONSENTIR TODO!!, ¡¡DÍ MADNESS O TE PEGO UNA PATADA Y TE TIRO POR EL POZO!!






-Y si digo madness me darás gritarás ESTO ES ESPARTA, me darás una patada y me tiraras por el pozo ¿no?.




El tono de Leónidas cambió en mitad de su frase, de exaltado a amable.



-Exactamen... digo ¡¡Noooo!!, ¡cómo vamos a tirar a un invitado!





Dijo falsamente mientras escondía, detrás de su capa, sus sandalias con tacos, y miraba hacia sus camaradas espartanas que empezaron a sonreir falsamente también.



-Si yo se que nos podemos llevar bien... anda por favooor dí madness, solo eso, no te pido gran cosa, andaaaaa...





Aquella conversación pintaba que iba a ser muy larga, ninguna de las dos partes parecía que iba a ceder.


-¿Qué pasaría si el persa no cede?.




Susurró bajito, para no manchar la magia del momento, a Kratos.




-Shhh... calla y verás...





A una orden de Kratos, uno de los espartanos de la primera fila se acercó lentamente y silenciosamente hasta ellos y dijo a espaldas de Leónidas.

-This is madness.




-¡¡¡¡MAAADNEEEESSS!!!!.






El persa comenzó a temblar.


-Yo... yo... yo no he dicho eso... ha sido el espartano de atrás tuya.





Leónidas se dió rápidamente la vuelta y vio al espartando justo detrás suya.



-¿Tú has dicho algo?





-Yo no... que le hace suponer eso.

Dijo con una voz que ni el mismo se creía. Leónidas dudó por un momento, ladeando la cabeza y mordiéndose el labio.



-Bueno te creeré, pero la próxima vez a ver si mentimos mejor.





Leónidas se volvió a dar la vuelta.



-¿Ves?, él no ha sido.







Dijo con una carcajada contenida, y prosiguió por donde lo había dejado, como si nada hubiera pasado.




-¡¡¡¡MAAADNEEEESSS!!!!... ¡¡¡ESTO ES...






El ninja empezó a encogerse, llevándose las manos a la cabeza.

-De verda... de verdad... no he sido yo... no nooo...









-¡¡¡¡ESPARTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!







La voz de Leónidas retumbó por toda la plaza, al cabo de un rato, cuando ya se estaba quedándo si aire en los pulmones soltó una tremenda patada y tiró al persa al pozo, justo a tiempo para dar la bienvenida, al recién llegado a la plaza, Kertch.




-Yo puse de moda esa patada.







Dijo Kratos orgulloso y se fue corriendo a felicitar al sudoroso Leónidas por el espectáculo.




-Puff... esto si que es un deporte...










-Ajajaajaa... veo que has mejorado amigo mio.









-Gracias, estuve practicando con mi hijo antes de venir.








-Ajajaajaa... ya me extrañaba no haberlo visto por aquí, ¿no habrás sido muy blando con él?, ¿no?







-¡No por dios!, tiene para un mes por lo menos, si no sufre ninguna recaída, tu ya me entiendes, cosas de padres.






-Si necesitas ayuda ya sabes, avisame.









-Hay cosas que deben hacer padre e hijos juntos.







Mientras tanto, en otro lugar de la plaza, otra conversación, también entre hermanos, pero de sangre.

-Pyros, mira la carta que he encontrado, esto demuestra que Jack sigue vivo, confirmando nuestras sospechas sobre la primera carta, sobrevivió.






-¡Pues claro!, ahora te enteras, cuando estaba en Konoha él me escribía carta, ahh... que recuerdos... aquellas largas sesiones de videos...



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Recuerdos de Pyros:

-Tito Jacky, Tito Jacky, que Barney el porrosaurio está a punto de empezar!! ¡¡¿¿Vendrás a verlo conmigo??!! ¡¡Correee!!








-¡¡Claro, Pyros!! ¡¡Gracias por avisarme!! ¡¡Ya me lo iba a perder, campeón!!











-¡¡Bieeeeeeeen!! ¡¡¡Ajajajajajaja!!!









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-¡¡Y se puede saber por qué no lo dijiste aquél día cuando te preguntamos!!, ¡¡Yo comiéndome la cabeza todo este tiempo con la carta y tú con la respuesta!!




-Ahh... ¿así que por eso estabais tan intrigados por la carta?, yo me creía que era porque estaba hecha con papel de fumar.





Un escalofrío agitó el cuerpo de Pyros al recordar la carta.


-¡Uy!, ¡que rica!

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