miércoles, 22 de abril de 2009

Capítulo 8. Gymkana hasta la torre.









Yonko








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Kertch y Pyros corrían y corrían, pero no huyendo de los pueblerinos, sino justamente hacia ellos, o mejor dicho, hacia sus casas.

Se dirigían al poblado porque allí estaba la torre del Mizukage, y ahora era una carrera a vida o muerte (o al menos así lo tomaban) por fumarse al líder de la Aldea.

El Yonko miró de reojo a su compañero rubio, mientras los dos cruzaban un bosque de plantas exóticas que más bien parecíal algas. De pronto, se tiró al suelo, como si hubiera encontrado un montón de petas y Pyros picó.
Se tiró también al suelo, con un poco de retraso, y para cuando cayó, el Yonko ya estaba en pie, a su lado.

Lo miró como quien despide a alguien antes de mandarlo a la tumba, y Pyros se giró a su vez, para mirarlo con ojos de corderito degollado (un poco falsos). Sin embargo, su rostro cambió por completo a absoluta felicidad cuando vio lo que Kertch hacía.


El Yonko recurrió una vez más a todo su poder y realizó unos sellos, preparandose para hacer una de sus invocaciones. Del cielo cayó una verdadera alud de porros, que aplastaron literalmente al rubio, mientras este lloraba y chillaba de felicidad, intentando en bano abarcarlos a todos de una vez en la boca.


-¡¡¡ooohhh!! ¡¡¡Síiiii, quiero máaaas, máaas petaaaas!!! ¡¡Gracias, Yonko, ya sabía yo que en el fondo eres un gran tipo... O loro... O lo que sea!! ¡¡Agashagashagasha!! ¡¡Uuuuhuhu....mmppfff...mmpppppfffhhhh!!






Confíando en que moriria ahogado, o al menos en que aquella gigantesca torre del tamaño de las fosas marianas lo mantendría entretenido varias horas, el peliverde echó a correr a toda velocidad rumbo a la torre.

Por el camino, El Yonko se dirigió a Kertch en su interior:


-Bueno, nenaza... Podrías usar esa técnica tan chula que haces para llevarme volando a la torre, ¿no? Si lo haces bien luego te dejo salir un ratillo.







-¡¡Ni lo sueñes, mierda de pájaro!! ¡Cuando salga de aquí te juro que te voy a encerrar para siempre!







-Bah... Encima de que te salvé el culo prestándote mi poder con el tipo ese... Eres un desagradecido y un zopenco. Ala, ahí te quedas.






Y el Yonko siguió corriendo, cada vez un poco más cerca de la maravillosa torre donde le estaba esperando una buena recompensa. Un buen porranco de Kage.

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