viernes, 12 de diciembre de 2008

Superación. Capítulo 6






Nara Kertch













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Kertch tenía a su contrario totalmente a su merced, de espaldas a sí mismo y controlado por la unión de sus sombras. Mientras Ghoss le maldecía e insultaba con todas sus ganas, el peliverde disfrutaba del momento.
Primero caminó hacia la pared, mientras Ghoss, varios pasos más adelante, repetía con exactitud el movimiento.
Una vez que esta estuvo a medio palmo de distancia de su cara, Kertch sonrió y saltó hacia adelante con todas sus ganas, con la cabeza apuntando al frente, y la cara golpeando el aire con ansia.
Pero Ghoss no golpeaba el aire...
El pobre vio impotente como su nariz se estrellaba contra los duros cimientos de la habitación una y otra vez, mientras su cabeza resultaba cada vez más dañada.
A continuación, Kertch se giró, de forma que el dio la espalda a su enemigo, y este a la pared.

Entonces el Nara saltó hacia atrás, con la consecuencia de un tremendísimo impacto de la nuca de Ghoss contra la pared. Este parecía haber perdido la conciencia hacía rato, pero Kertch seguía golpeando con distintas zonas de su cuerpo el aire, mientras Ghoss se autolesionaba sin quererlo.
Al cabo de unos minutos, Kertch comprobó que estaba llegando a la mitad de sus reservas de chackra, y como tampoco sabía de cuánto necesitaría disponer para salir de aquella cámara en las profundidades del templo, decidió que su adversario ya tenía que haber muerto y podía soltarlo.
Así que desactivó su línea de sangre, recogió su sombra y se acercó a Ghoss para constatar que este ya no movía ni un músculo y tampoco respiraba.
Kertch decidió de todas maneras salir de allí de espaldas, aprendiendo del error que había tenido su contrario.
Cuando llegó al conducto por el que habían descendido antes, Kertch levantó solo un instante la cabeza para comprobar si había algo a lo que agarrarse para trepar, pero estaba demasiado oscuro y no podía apreciarlo desde allí.

Y entonces, cuando bajó la mirada un segundo, un sudor frío recorrió su cuerpo, y su corazón dio un vuelco de golpe. Ghoss no estaba. Había desaparecido, y Kertch echó a correr en la dirección en que antes se encontraba el cadáver, que parecía haberse esfumado como lo hacía su dueño en vida.


-Es... imposible... Estaba muerto... No puede ser que él haya vuelto a... No. Seguro que hay una explicación racional para esto. Seguro que había alcanzado un dominio tan enorme de su elemento, que incluso al morir se ha fundido con el aire, y ha desaparecido una última vez, para siempre. Tiene que ser eso.




Pero entonces escuchó una voz muy familiar a su espalda. Demasiado familiar.



-Eres un estúpido. Si crees que eso ha bastado para vencerme es que me has subestimado hasta un punto incluso demasiado imbécil para ti.








Kertch no podía creerlo, pero era real. Ante sus ojos, Ghoss se materializó encima de él, flotando en el aire, y con cientos de heridas por su cara y cuerpo, que aún sangraban abundantemente. Y, a pesar de esto, el joven estaba sonriendo diabólicamente. Disfrutando del miedo que ahora inundaba los ojos de Kertch. Unos segundos después Ghoss desapareció de nuevo, y Kertch sabía lo que eso significaba. No se equivocó. Los golpes cayeron sobre él al doble de velocidad que la ocasión anterior, en las que prácticamente todos ya eran invisibles, y la fuerza de los impactos también aumentó considerablemente. Temiendo por su vida, Kertch se hizo un ovillo y esperó a que la metralla de puñetazos y patadas cesara...

Entonces notó que su hermano intentaba ponerse en contacto con él, y a duras penas pudo recibir su mensaje.




-Me alegro de oirte hermano, espero que no sea nada grave tu problema, por aquí aún quedan unas goteras que tapar.









-Bueno... Ahora... mismo... Estoy... Arrghh... en una condición un poco más difícil, hermano... Pero saldré de esta... No sé cómo... Pero lo har...






La comunicación se perdió entre oleadas de dolor...

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