
Nara Kertch
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Kertch miró por encima del hombro a su rival, que ya había terminado de curarse y ahora lo observaba con cautela.


Vas a pagar por todos y cada uno de los golpes que me has dado, por todos los drogatas inocentes que has matado y por esa arrogancia no merecida.
Ghoss se enfureció con aquellas palabras, y recurrió a todo su chacra para repetir su ataque definitivo, cargandolo de toda su fuerza. Su cuerpo brilló con una luz cegadora antes de desaparecer y lanzarse sobre el anbu a una velocidad sobrehumana y fuerza brutal, pero Kertch desviaba con facilidad todos y cada uno de sus golpes con sus espadas, que cada vez brillaban más.
Al pararle los golpes, Ghoss iba saliendo despedido con fuerza y rebotaba en las paredes de la sala, destrozando los ladrillos.
El choque de energías era abismal, y la estructura del ejercicio amenzaba con venirse abajo, incapaz de soportarlo.
Poco a poco, el peliverde fue ganandole terreno a su contrario, hasta que decidió que ya podía ponerse a la ofensiva. Esgrimió los porros-espadas y con facilidad realizó tres cortes limpios y muy profundos en el cuerpo de Ghoss, que frenó en seco por un momento, preguntándose por qué ahora aquellas espadas eran capaces de cortar hasta el aire.
Pero no tuvo mucho tiempo para preguntárselo, pues Kertch se movió con una velocidad letal hacia él, haciendole diez cortes nuevos en apenas unos segundos.
El tremendo gasto de energía, sumado a la pérdida de sangre, supuso que los mivimientos de Ghoss eran cada vez más lentos, mientras que las fuerzas de Kertch parecían ilimitadas, sin serlo realmente.

Decidido a terminar con el que había sido el combate más duro y difícil de su vida de una vez por todas, Kertch concentró en sus espadas toda la energía que le quedaba, preparándose para una última onda de energía.



-¡¡Kyaaaaaaaaaahhhhhhhhh!!
Una onda verdiblanca salió de cada espada, y las tres impactaron con muchísima fuerza sobre Ghoss, que salió despedido muchos metros hacia atrás, se estrelló contra la pared y la destrozó por completo.
A través del agujero, Kertch pudo ver cómo Pyros acababa de hacer también su ataque definitivo a Wolx, y lo había lanzado igualmente contra la pared.

Ahora se estaba acercando al cuerpo achicharrado de su contrario, y Kertch decidió hacer lo mismo.
Se inclinó sobre los escombros y sacó el cuerpo destrozado de Ghoss, que sin embargo aún respiraba. Se acercó a él y le dijo:


Satisfecho, Kertch se retiró para descansar a su interior. Sabía que el Yonko saldría, y que probablemente haría algo horrible, pero su conciencia estaba tranquila.
Ahora podía descansar... En paz...
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