lunes, 8 de febrero de 2010






Nara Kertch












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Los dos hermanos pisotearon las rocas carbonizadas dando vueltas en círculo mientras buscaban una salida de aquella habitación. También Hino se levantó para buscar algún resquicio por el que salir.

Kertch se acercó a lo que parecía una gigantesca puerta acorazada y dedicó unos segundos a observarla con detenimiento. Estaba hecha con un extraño metal de color verde esmeralda, su centro era un círculo del que salían cuatro líneas convergentes y que terminaban en otros cuatro círculos de menor tamaño, externos al marco de la enorme puerta. Cada uno de estos círculos parecía tener una perfecta hendidura de forma esférica en la que posiblemente sería preciso introducir cuatro llaves (de la misma forma).

Pyros también se acercó a la majestuosa puerta, que despedía un extraño halo de poder, como si conectase con otro mundo.




-Hmm... ¿Podríamos salir por aquí? En cualquier caso... no tenemos las llaves necesarias para abrirla...





Hino también se unió a ellos para estudiar la gigantesca estructura. Activó su chinakugan y abrió mucho los ojos.


-¿Eh? Tíos, ¡no puedo ver a través de esta puerta! Qué extraño... nunca me había pasado...






-Eso dicen todos los maricas. "Oh, de verdad... es la primera vez" "nunca me había pasado... no entiendo cómo ha podido ocurrir, si yo estoy hecho un toro" "es que estoy nervioso..." En fin...
Si esta puerta está en nuestro camino, me la fumo y listo, ¡no veo dónde está el problema!


Kertch iba a replicar, pero Pyros esquivó las manos estranguladoras de Hino con un movimiento de cabeza y empapeló la puerta entera utilizando un rollo de papel tamaño maxi. Prendió un extremo y aspiró con todas sus fuerzas por el otro, pero la puerta, lejos de consumirse en las llamas, no sufrió rasguño alguno.


-¿Pero qué demonios...?






El rubio probó de todas las formas posibles, pero aquella puerta parecía completamente infumable y seguramente indestructible. Aunque esto Kertch no lo comprobó porque acababa de recordar lo que aquél portal podía ser.


-Este debe ser el portal dimensional del que hablaba nuestro padre en el mensaje... Será mejor no seguir trasteando mucho con esto. Vamos, tiene que haber otra salida...







Pyros se giró hacia él con cara de malas pulgas y le preguntó por su comentario sobre el mensaje de su padre, pero Kertch no tuvo que inventar una excusa para eludir la explicación puesto que en ese preciso instante una gigantesca explosión sacudió la sala, y la puerta que se había sellado antes cayó al suelo hecha trizas. Detrás de ella sonaba con mucha más potencia la sirena de la alarma activada en todos los túneles subterráneos, pero además de esta se escuchaban chasquidos y golpes metálicos bastante terroríficos.



-Esto ya es el colmo. Si hay una fiesta ahí fuera, ¿por qué diablos no estoy invitado yo? Voy a tener que tomar medidas drásticas. Y cuando yo tomo medidas drásticas alguien sale fumado.





Ignorando los comentarios de su hermano, Kertch se dio cuenta de que sólo tenía unos segundos para reaccionar. Tras la puerta despedazada y su consecuente humareda se distinguía en la lejanía una verdadera estampida de porrobots corriendo hacia ellos con toda clase de armas, y por si esto fuera poco, la puerta que habían destrozado con tanta facilidad parecía ser un pilar clave para la estructura de los túneles (o al menos los de aquella área), por lo que el techo y las paredes cada vez temblaban con más fuerza, cayéndose a cachos.

El peliverde se giró hacia Hino, le gritó que activase otra vez el chinakugan y buscase el camino más rápido hacia la salida dentro del laberinto de túneles que tenían delante.


-Oye, oye, no hace falta que me hables así... Si está tirao. Hay que ir por ahí...





Y antes de que Hino acabase de articular la frase, Kertch activó su Tobidasu, agarró a Hino y se lo cargó en el hombro, saliendo disparado en vuelo hacia la masa de porrobots.


-¡Pyros, sigueme o moriremos aplastados! -Y al ver que esto no le hacía reaccionar, y que el rubio estaba echando a caminar hacia los porrobots con los brazos extendidos hacia adelante como un zombie añadió- ¡¡A la salida te espera Uranior con un porro delicioso!! ¡Me lo dijo antes!



No fue preciso decir nada más. Pyros utilizó también su técnica de propulsión expulsando fuego por los pies y siguió a su hermano en una desenfrenada carrera por túneles que se despedazaban por segundos, esquivando los variados ataques de los porrobots en pleno vuelo y siguiendo las instrucciones del genin, que al final de cada pasillo señalaba con la mano la dirección que debían seguir.

Al cabo de unos minutos los tres salieron propulsados en vuelo ascendente por una trampilla segundos antes de que el túnel que recorrían se viniera abajo definitivamente.


-Uuuufff... Eso ha estado realmente cerca. Y media ciudad se ha hundido bajo tierra... Esperemos que la casa del viejo no estuviera en esta mitad... Por el bien de Uranior...






-Y de mi peta.





Los tres echaron a caminar cuando de pronto en el camino se toparon con una escena completamente absurda y que duró apenas unos segundos.

Delante de ellos, una paloma cruzó el aire a toda velocidad, arrastrando del brazo con sus patitas a un hombre sobrecogido del terror.

-¡¡¡AAAAAHHH SOCOOORROOOOO!!! ¡¡CHICOS, OIDME!! ¡¡NO LES NEGUEIS VUESTRAS PATATAS!! ¡¡DADLES VUESTRAS PATATAS O... O VOSOTROS SERÉIS SUS PATATAAAS!! ¡¡AAAAAHHHHHHHHH!!


Segundos después la paloma se había llevado al hombre muy lejos entre alaridos de dolor y espanto, mientras que nuestros tres protagonistas miraban la escena con los ojos desorbitados. Después de esto todos llegaron a la conclusión de que habían tenido una alucinación colectiva y volvieron a emprender la marcha.

Poco después llegaban a la casa del viejo, aunque el dueño no estaba por ninguna parte... había dejado una carta de agradecimiento por liberarle de Folgore, y luego anunciaba que se volvía con su familia, ahora que todo estaba otra vez en orden.

El problema es que Uranior tampoco aparecía por ninguna parte. Estaban ya cansados de buscarle por toda la casa cuando de pronto el teléfono sonó. Kertch dudó un segundo, pero finalmente lo cogió.


-Hola, chicos... Me parece que a estas alturas ya os estaréis preguntando dónde está vuestro hermanito... Bien, pues podéis dejar de buscar. Uranior ha sido secuestrado por el Rey de los porretas, al que por cierto le habéis estado ocasionando muchos problemas últimamente. Por ello, si queréis recuperarlo, tendréis que venir a su fortaleza ubicada justo en la explanada que separa la región este de la región oeste, en el País del río.
Allí os estaremos esperando para discutir el rescate de vuestro hermanito... Puede que por el camino os dé nuevas instrucciones. Para que sepáis a quien dirigiros, podéis llamarme Jerjes.




El teléfono se colgó en ese momento, y Kertch quedó paralizado unos instantes ante el comunicado. Una vez repuesto, les explicó la situación a Pyros e Hino.


-Bueno, a mi realmente no me importa lo que le ocurra a ese maldito degenera...





Pero sorprendentemente Pyros le cortó de un bofetón. Luego le miró con una expresión de seriedad nunca antes vista y lo agarró del pelo mientras lo arrastraba hacia la puerta, seguido por su hermano, que no daba crédito ante el ataque de responsabilidad del que estaba haciendo gala el rubio.



-Maldito crío irresponsable... Estamos hablando de un secuestro. Esto es algo serio, ¿sabes? Vas a acompañarnos a patearle el trasero a ese Jerjes y rescatar a nuestro hermanito quieras o no y...



Kertch estaba a punto de llorar de la emoción. De hecho ya estaba predispuesto a aplaudir a su hermano cuando este acabó su frase.




-y a conseguir que ese pequeño hijo de puta me de el peta que ha prometido. Agashagahsagasha... qué rico, ricoooooo.






-¡¡¡TUU!! ¡SERÁS DESGRACIADO! ¡VEN AQUI!






El extraño trío salió corriendo, rumbo a su siguiente destino. El combate que habían estado eludiendo durante los últimos meses. La resolución de la aventura que empezaron al salir de Konoha estaba a tan solo unos pasos... cada vez más cerca.

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