viernes, 24 de octubre de 2008

La verdadera historia... Capítulo 1.5









Yonko






-----------------------


"La derrota suele ser pasajera. Es la claudicación lo que la vuelve permanente."
(Marilyn vos Savant).


El eco de la enorme explosión resonó en cada rincón de Konoha. Segundos después, se fue apagando, mientras el humo se disipaba lentamente...
Al cabo de un rato, entre el humo podía irse distinguiendo una silueta alta y fuerte, pero aún borrosa y oscurecida por la escasa visibilidad, junto a un bulto en el suelo. Al fin, el humo desapareció y la escena se descubrió muy parecida a la que había habido anteriormente, pero con cambios muy significativos.

Para empezar, ahora Pyros estaba sentado en el suelo (ni se había molestado en levantarse tras el revolcón de la onda expansiva), con una media sonrisa cínica en la cara. A su lado, con una expresión de locura semicontenida en los ojos, se encontraba su hermano, ahora dominado por el Yonko, que no podía creerse su suerte.


-Vaya, vaya... Pyyyyrooos... Parece que después de todo voy a cumplir mi promesa antes de lo esperado... Voy a fumarte, y lo voy a disfrutar leentamente. Pensaba darte una muerte rápida, con mi técnica definitiva, pero el entrometido de tu hermanito mayor me lo ha impedido, y hasta dentro de un año no puedo volver a hacerla, de modo que me llevará un poco más de tiempo. No puedo prometerte que no te vaya a doler... Muahaha...




Mientras Kertch, poseído por el Dios-porro, se acercaba a su hermano lentamente, murmuraba palabras sin sentido, todo colocado, y hacía sellos con las manos, todos ellos parecían ser distintas posturas para sujetar un porranco. De pronto gritó:

¡¡Técnica ninja del Peta!! ¡¡Porro-espada!!


En cada una de sus manos se materializó un porro con un filo muy agudo, capaz de cortar una hoja de maría en el aire. El Yonko siguió avanzando, con cara de maníaco, mientras el inconsciente de Pyros miraba con avidez los dos petas afilados, sin saber que si no se movía lo iban a decapitar.


Entonces sucedió. Fue como si se hubiera congelado el aire, o el tiempo se hubiera parado un instante para concentrar su atención en algo... O en alguien.

Se hizo un profundo silencio en el ambiente, todos se quedaron parados, sintiendo un miedo irracional, como la presa que percibe a su depredador. Y un momento después, empezaron a escucharse los pasos. Firmes, acompasados. Como si de una pequeña legión se tratara, la sincronización era perfecta, y un momento después dos figuras altas y encapuchadas entraron en la escena. El primero de ellos habló, al parecer dirigiendose a su compañero.




-Maldito Nick... Llega tarde... La gente NO DEBERIA poder llegar tarde... Los que llegasen tarde tendrían que ser aniquilados todos, y sus cuerpos arrojados al mar. No es que necesitemos su ayuda para ocuparnos de estos dos, pero creo que ya que estamos los tres de servicio, tendríamos que dar el callo todos; que luego pretenderá cobrar igual. Hmm...












El encapuchado siguió refunfuñando, aunque cada vez daba más la impresión de hacerlo para sí mismo, pues su compañero no daba señas de estar prestándole ni la más mínima atención. Más bien parecía interesado en Kertch, que desprendía un aura asesina de poder y humo, mientras avanzaba implacable hacia su hermano, porros en mano, ignorando a los recién llegados.



-¡Eh, tú! ¡Sí, tú, el peliverde! Será mejor que lo dejes. No vais a salir vivos de aquí, de forma que es una estupidez que te esfuerzes en acabar con él. Va a ser borrado y erradicado del mundo, al igual que tú. Ningún drogadicto puede vernos y seguir vivo. Ha sido así desde siempre, y lo seguirá siendo.
Pero antes, y mientras esperamos al tercer miembro de nuestro escuadrón... Tengo curiosidad... ¿Sois Kertch y Pyros? ¿Los porretas legendarios que abandonaron a su propia aldea después de destruirla y fumarse a su líder? Estáis de los primeros en nuestra lista, así que podéis considerarlo como un honor. Por eso nos han enviado a nosotros, uno de los mejores escuadrones.







Y pareció esbozar una sonrisa desde el interior de su capucha. El Yonko, por su parte, se limitó a mirarlo con indiferencia. De hecho ya se volvía para fumarse a aquel encapuchado tan molesto que le estaba vacilando cuando algo le detuvo de pies y manos. Extrañado, se revolvió para liberarse, cuando descubrió que era Kertch quien, desde el interior de su cuerpo, le estaba suplicando que le escuchara.


-A ver, ¿Qué leches quieres? ¿Es que no ves que estoy en un momento importante? Tengo que fumarme a ese idiota y luego decapitar y fumar a Pyros. Se lo ha ganado, no puedes negarlo, asi que si vas a decirme que le perdone la vida otra vez, ya puedes irte olvidando, porque lo voy a hacer igual.







-Maldito loro estúpido... ¡¡No se trata de eso!! ¿Es que no te has fijado en sus túnicas? ¡¡Son de la Liga, maldita sea!! ¡¡De la Liga Mundial Anti Drogas!! Esos tipos son invencibles, todo el mundo lo sabe. Hay quien dice que reciben fondos del Estado por exterminar a los drogadictos más peligrosos, otros los consideran mercenarios... Pero hay una cosa que es común para todo el mundo. Si eres un yonqui y te pillan, ¡estás muerto!

-¿Un yonqui, dices? ¡¡No seas estúpido!! Yo no soy ningún yonqui...
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SOY EL YONKO!!!!!!!!!!!!!








Y con este grito de batalla, encerró a Kertch en su interior de nuevo y se avalanzó sobre el encapuchado que se había dirigido a él. En apenas unos segundos, los porros-espada se convirtieron en gigantescos rollos de papel, que estrujaron al encapuchado en su interior sin darle tiempo a reaccionar, y luego el Yonko encendió un extremo del peta mientras se lo metía en la boca.




-Ahh... Esto está muucho mejor, jajaja. Y ahora voy a por tí, Pyr...







Pero antes de poder acabar la frase, Kertch vio frente a él algo que le hizo atragantarse con el peta y toser como loco. Delante, ahora sin la capucha, tenía al mismo tipo que creía haber visto desaparecer en el papel. El tipejo le miraba con una mueca de superioridad, mientras se quitaba la túnica y decía:


-¿Qué? ¿Está rico el peta? Lo dudo, porque está tan vacío como tu cabeza, jajaja. Creo que no lo has entendido. Nadie puede enfrentarse a la Liga y salir con vida... No importa cuántas veces lo intentes, el resultado siempre será el mismo.






Y el joven apareció detrás de Kertch, propinandole una tremenda patada en la espalda, que lo lanzó volando varios metros. Cuando el peli-verde se incorporó, enfurecido, y se lanzó sobre su oponente, este ni se inmutó. Kertch sacó un porro-espada, que pasó a través de su contrario como si este fuese... Un fantasma.


-¿Pero qué cojones...? ¿Cómo hace eso? Es como si se hiciese...










-¿Intangible? ¿Inmaterial? Muchos son los que han tratado de analizar mi poder... Antes de morir, y tú caso no será distinto.












La cosa pintaba verdaderamente mal... El enemigo realmente parecía invencible, y Kertch lo observaba atentamente, buscando un punto débil que no aparecía por ningún lado.
El compañero del que los había atacado dio un largo suspiro y también se quitó su túnica.



-Ghoss, eres demasiado impetuoso... Las cosas deben hacerse con cabeza. Pero ya que has decidido que no vamos a esperar a Inhib más tiempo, te acompañaré en la matanza.





Y dicho eso se acercó a paso relajado hacia Pyros, que se incorporó con una sonrisa de felicidad. Por una vez su hermano estaba en problemas, y no le recriminaría por fumarse a aquel tipejo con tan buena pinta, de modo que se lanzó sobre el tipo y lo enrolló rapidamente en un porro enorme. Después encendió el peta con su dedo indice e inspiró a toda velocidad.
Pyros estaba preparado para que algo extraño pasase. Esperaba incluso que desapareciera como el anterior, pero en vez de eso, su adversario se dejó fumar con una cara de indiferencia en el rostro.
Pero lo más extraño es que por más que fumase, parecía estar fumando un peta vacío. Simplente era como fumar papel solo. La hoja desapareció entre las llamas, y el hombre que estaba ante Pyros cayó al suelo, liberado del papel que lo ataba.






-Bueno, pues esto es todo lo que te queda esperar, amigo. Soy ingnífugo, entre otras habilidades. Así que ahora que ambos habéis comprendido que no tenéis nada que hacer, os sugiero que os entreguéis sin oponer resistencia para ser ejecutados de la manera más rápida posible.



No hay comentarios:

Publicar un comentario